los otros políticos 3

Mensaje en una botella

Pensar con la propia cabeza. Este principio tan analógico inspira a los activistas de Xnet, a Simona Levi. Su futuro no son asambleas cada día, ni votar constantemente por internet. Es vigilancia sobre las recíprocas competencias. Redes. Una visión que obliga a pensar a largo plazo. Y a ser optimista.

Simona Levi, antes de iniciar la  conversación en su domicilio de Barcelona.

Simona Levi, antes de iniciar la conversación en su domicilio de Barcelona.

FIDEL MASREAL BARCELONA

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SIMONA LEVI, FUNDADORA DE XNET

Recorte esta crónica y métala en una botella. Láncela al mar. Y espere unos mil años. Es la crónica de un futuro posible, el que dibujan los activistas de Xnet en sus redes. Neuronales y cibernéticas.

¿Y el presente? ¿Y los partidos y gobiernos? ¿Qué le sugieren a Simona Levi las siglas PP, PSOE, CiU? «Estructuras anticuadas, como club de golf, o boy scout», responde de inmediato.

Charlamos en su casa. De momento, ningún ordenador encendido, ni móviles sonando. Cuelga del techo una cuerda para hacer gimnasia. Sin nudos.

«Conozco a gente que milita en alguno de esos partidos desde muy pequeños. Se entiende porque es como si empiezas con una droga dura o una secta muy cerrada, no lo puedes dejar». ¿No pueden cambiar? «El PP y el PSOE no pueden cambiar porque son estructuras pensadas para delinquir. No quieren cambiar, están preservando el statu quo, intereses y tramas de negocio». El verbo de Simona es firme pero lo dice todo sin levantar el tono y mientras se come un trozo de pan tostado con queso fresco.

Le advierto de que lo que acaba de decir es grave. «Hay personas muy validas pero como se ve en los correos de Blesa [expresidente de Caja Madrid], en su propia estructura el PP es un organización delictiva». ¿No hay ideología? «Es como el que pone una floristería para luego en la trastienda vender armas. Las banderitas, los militantes de base y los simpatizantes son la tapadera». ¿Pero XNet también formó un partido, el partido X...? Explica que fue una provocación que no se repetirá: «De momento hay que trabajar desde fuera». Veamos pues la propuesta desde fuera. Y entonces Simona no menciona ni Twitter ni internet ni nada, sino a Isaac Asimov. La clave está en cuando la especie humana todavía no había ideado la agricultura. Los animales domesticados y la caza facilitaban el sustento. Y había tiempo para pensar. Innovar. Inventar. Desarrollar el cerebro.

La agricultura intensiva obligó a trabajar de sol a sol y dejó a la gran mayoría sin tiempo para hacer lo que Simona tiene tatuado en su discurso desde pequeña: «Pensar con la propia cabeza». Lo cual le ha generado, admite, no pocos problemas. «Todo el mundo está de acuerdo en algo y tu ves que no tiene ningún sentido, a veces estás bastante solo».

La clave es recuperar el tiempo. Aprovechar internet para disponer de una inteligencia distribuida. «Ahora ya no necesitamos ser gobernados, nos podemos gobernar, tenemos la formación para hacerlo», afirma convencidísima.

Avisa de que estamos en una encrucijada: mantener la pulsión gregaria, alrededor de partidos y líderes o practicar un dispositivo ciudadano consistente en mandar obedeciendo: enviar las propuestas programáticas a emisarios bajo vigilancia. Habla con soltura de mecanismos como la regla de control recíproco 1-9-90. Todo está en xnet-x.net. Para Simona, Podemos responde a esa pulsión uniformizadora. Es un peldaño hacia abajo, tras el salto que supuso el 15-M.

El mundo futuro, «nada utópico» insiste, no supondría estar votando todo el día en internet u organizando asambleas en la calle. La transparencia en la gestión, la capacidad de revocar a los representantes que incumplan y el crecimiento en red, harán que no sea necesario pasar el día fiscalizando. Habrá estructuras pequeñas, de barrio, y otras más difusas, internacionales para luchar entre otras cosas contra la corrupción sin fronteras. Todo ello será paulatino pero «absolutamente posible»... con perspectiva milenaria.

Ni ordenadores ni teléfonos han interrumpido la conversación. «Seguramente están hirviendo, estaban desconectados», confiesa. Le pregunto sobre esas parejas que cenan mirando el móvil... «Con mis amigos cenamos mirando el móvil y comentándolo. Cenar sin móvil sería como... ¿Qué hacemos?», responde sonriendo.