MOVIMIENTOS EN LA IZQUIERDA ALTERNATIVA

Alberto Garzón quiere compartir lista con Pablo Iglesias en las generales

Alberto Garzón, aspirante a candidato de Izquierda Unida en las generales, la semana pasada en Madrid.

Alberto Garzón, aspirante a candidato de Izquierda Unida en las generales, la semana pasada en Madrid.

IOLANDA MÀRMOL / MADRID

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Alberto Garzón, el flamante aspirante a ser el próximo candidato de Izquierda Unida en las generales, y Pablo Iglesias, el recién elegido secretario general de Podemos, mantienen una relación de camaradería y aprecio, según admiten ambos en público. Pero Garzón, que aspira a suceder a Cayo Lara convirtiéndose en el cartel electoral de la veterana organización de izquierdas -se presentará a las primarias de su partido el próximo 8 de febrero- quiere que además de la amistad que les une exista en cuestión de meses una hermandad política, hasta el punto de que admite sin disimulos, en una larga conversación mantenida con EL PERIÓDICO, que le gustaría afrontar las próximas elecciones legislativas en una lista compartida con la fuerza que encabeza Iglesias. En un escenario en el que existe el riesgo de que IU termine desdibujándose por el empuje de Podemos (según todos los sondeos) y las guerras intestinas, Garzón, el diputado malagueño de 29 años -el más joven del Congreso- que proviene del movimiento 15-M y es experto en economía, insiste en las virtudes de una lista conjunta. Su nombre y el de Iglesias en la misma papeleta para las elecciones generales del 2015.

«No solo puede haber convergencia en la calle», insiste Garzón, añadiendo que para transformar el país es necesario que ambas organizaciones acudan juntas a las elecciones. «Lo ideal es hacer una candidatura de unidad popular para las generales, con un proceso de primarias. Es algo que no podemos negociar en los despachos», advierte.

«SUMAR PARA MULTIPLICAR» / El dirigente de Izquierda Unida admite a este diario que aún no ha tenido una conversación oficial con Iglesias sobre esta idea que se trae entre manos, aunque no oculta que a priori lo ve complicado dado que Podemos ya ha manifestado su intención de concurrir a las generales bajo su marca y sin alianzas. Efectivamente, el entorno de Iglesias confirma que su hoja de ruta no está orientada a las convergencias con terceros en elecciones legislativas, dejando ese tipo de estrategias para las municipales.

Aun así, Garzón insiste en que sería un «error histórico» no alcanzar ese espacio de «unidad popular» porque considera que con la pulsión de cambio que late en el país se trata de «sumar para multiplicar».

La apuesta de Garzón se enmarca en una estrategia para conseguir liderar IU y es una jugada de riesgo para recuperar la sangría de votantes que se ha fugado a Podemos en los últimos meses. Algunas voces en su partido acusan veladamente a Garzón de rendir una fuerza histórica a los pies de unos principiantes, y advierten de que una lista conjunta sería el abrazo del oso que firmaría la muerte por asfixia de IU. El malagueño no comparte ese diagnóstico de futuro, porque observa de cerca el grave problema del que adolece Podemos, su falta de organización, como elemento para forzar un acuerdo. «Podemos es una máquina electoral, pero es un gigante con pies de barro, no tiene cuadros, no tiene infraestructura», reflexiona Garzón, que vuelve a llegar a la conclusión de que su partido y el de Iglesias deberían complementarse.

LOS MIMOS DEL PSOE /  Para hablar desde una postura de fuerza y no diluir la identidad de IU Garzón sabe que ha de mantener cierta distancia ideológica con Podemos. O, al menos, intentarlo. Sostiene quien pretende ser heredero de Cayo Lara que el partido 'anticasta' es demasiado «ambiguo en lo ideológico», y critica su falta de «feminismo y republicanismo», por ejemplo.

Cuando se le pregunta por el trato con cierto mimo que recibe del ahora secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, responde que si el jefe de los socialistas no lanza contra él los dardos envenenados que sí le dedica a Iglesias, es porque trata de recuperar al electorado socialista fugado hacia IU. Puro interés, vamos. En todo caso, el coqueteo que Garzón sí practica con Podemos y le niega al PSOE  no le facilita la vida en su propio partido, donde algunos sectores le ven como un submarino de Iglesias. Y ponen palos a las ruedas en su candidatura a las primarias. Él se defiende.

LOS «DARDOS» INTERNOS / Admite que «muchos de los puñales vienen de dentro», de cuadros del partido que no están dispuestos a jugarse el cargo en unas elecciones primarias. Por si lo pierden. Garzón también acusa a determinadas filas de IU de torpedear su candidatura y la de personas próximas a él, como la diputada Tania Sánchez, que se ha visto en el ojo del huracán apenas unos días antes de presentarse -este fin de semana- como candidata de IU a la Asamblea. El motivo del escándalo es el contrato que, según diversos medios, el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid firmó con su hermano cuando ella era concejala, una operación que Sánchez asegura que fue legal y previa a que ella tuviera responsabilidad en el consistorio.

Garzón apunta que Sánchez, pareja de Pablo Iglesias, «lo ha explicado con claridad», y que uno de los medios que aireó el caso «ha explicado que recibió un documento falso para incriminar a Tania». Por ello, el diputado habla de «acoso revelador», de una campaña de torpedos desde dentro de IU y también desde fuera. Y se lamenta. «Lo malo sucede cuando los románticos ganan las asambleas y los otros toman las riendas. Hay que cambiarlo».