La embajada en EEUU convoca un acto anticonsulta antes del 9-N

El diplomático español invita a grupos de opinión a conocer a Libres e Iguales.

La presentación de Libres e Iguales, el pasado julio ante las puertas del Congreso de los Diputados.

La presentación de Libres e Iguales, el pasado julio ante las puertas del Congreso de los Diputados.

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Cuando a mediados de julio emitió un combativo manifiesto en el que reclamaba al presidente Mariano Rajoy mayor firmeza ante el independentismo catalán, el grupo de intelectuales Libres e Iguales escogió la puerta del Congreso de los Diputados como lugar de presentación de su iniciativa. Para trasladar sus postulados en EEUU, será la embajada española la que hará de anfitriona de la plataforma a la que pertenecen, entre otros, el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo. En una carta enviada a think-tanks norteamericanos y otros grupos de opinión, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, el embajador, Ramón Gil-Casares, invita a una «comida informal» el próximo 4 de noviembre, solo cinco días antes del sucedáneo de consulta soberanista planteado por la Generalitat, en la sede diplomática de Washington. Allí, Javier Rupérez, antecesor en el cargo y uno de los firmantes del manifiesto, presentará la plataforma.

La misiva alaba el mensaje de Libres e Iguales. «Hace dos meses, un grupo de españoles de diferentes profesiones crearon una plataforma llamada Libres e Iguales -escribe Gil-Casares-. Están unidos en su fidelidad a los principios y valores de la Constitución de 1978, que consagra la democracia y el Estado de Derecho bajo una monarquía parlamentaria en una patria común e indivisible. Libres e Iguales (...) estuvo formada en su origen por 55 personas con profesiones y postulados ideológicos muy diversos».

LA CONTUNDENCIA / Pese a sus distintas procedencias, los miembros de la plataforma coinciden en que el Ejecutivo, frente al conflicto catalán, debe ser más contundente en la aplicación del ordenamiento jurídico. «Reclamamos al Estado que aplique toda la ley y advierta con claridad de las consecuencias de violarla. Ninguna infracción debe quedar impune y ninguna sentencia puede ser desacatada», explica el manifiesto, que también sostiene que «hasta ahora el desafío secesionista no ha recibido la respuesta que merece».

Cuando se presentó el texto, asistieron al acto central Alberto Ruiz-Gallardón, entonces ministro de Justicia, y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, algo que se interpretó como una muestra de respaldo del Gobierno a su contenido. Aun así, los planteamientos de Libres e Iguales se encuentran más cerca del ala dura del PP representada, entre otros, por el expresidente José María Aznar.

La actitud de la embajada de EEUU contrasta con lo ocurrido en septiembre con la novela Victus, del catalán Albert Sánchez Piñol. El libro, centrado en el sitio de Barcelona de 1714, iba a presentarse en el Instituto Cervantes de Utrecht, pero el acto fue cancelado a última hora. El centro admitió que «fue la propia embajada de Holanda la que comunicó la suspensión». La versión fue corroborada por la editora holandesa de Sánchez Piñol, Juliette van Wersch, quien explicó que la legación diplomática consideró que el tema de la conferencia era demasiado «sensible», pese a que no trata de la situación actual, a diferencia de lo que ocurre con el manifiesto de la plataforma Libres e Iguales.

Para los socialistas, este tratamiento diferenciado no es casual. Obedece al planteamiento de Asuntos Exteriores, cuyo titular, José Manuel García-Margallo, ha sido muy activo frente al independentismo, llegando a enviar a las embajadas informes en los que se rebaten los argumentos de quienes proponen la separación.

«Vamos a pedirle explicaciones a Margallo -señala el portavoz adjunto de Exteriores del principal partido de la oposición, el catalán Àlex Sáez-. El acto supone utilizar una embajada para defender una posición inmovilista sobre el conflicto en Catalunya. Es una profunda equivocación. El ministro se sitúa en un escenario de conflicto internacional respecto a Catalunya, y esto es algo que llevamos denunciando toda la legislatura, cuando lo que se necesita es diálogo y espacios de trabajo interno. Las embajadas deberían representar a todas las sensibilidades que hay en España. El ministro tiene que rectificar. Las embajadas no están para esto».