EL ÓRDAGO SOBERANISTA

CiU y ERC caminan hacia la ruptura del pacto de estabilidad

Artur Mas, ayer en la ofrenda floral ante la tumba del 'president' Companys, en el Fossar de la Pedrera.

Artur Mas, ayer en la ofrenda floral ante la tumba del 'president' Companys, en el Fossar de la Pedrera. / periodico

XABIER BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La política catalana, como si de un videojuego se tratara, se está jugando simultáneamente en dos niveles o pantallas. En el primero, se viven los efectos de la ruptura de la unidad del frente soberanista. En una de esas metáforas 'masianas' (de Artur Mas), la porcelana se ha agrietado. Puede ser una lectura optimista, porque lo que se respiraba ayer en el Parlament, delante y detrás de los micrófonos, es que el jarrón de la unidad ha quedado hecho añicos, como si hubiera caído de lo alto del Palau de Pedralbes. Oriol Junqueras, tras la tormentosa cumbre del lunes, dio el martes una especie de ultimátum al Govern: si quería mantener en pie el pacto de estabilidad parlamentaria tenía que rectificar y volver al modelo de consulta pactada el 12 de diciembre del 2013. Fuentes del Ejecutivo catalán afirmaron ayer que eso no va a suceder. Se está, pues, a un paso de que ambos socios rompan el acuerdo y el Govern quede en minoría parlamentaria. A pocos días de entrar su propuesta de presupuestos para el 2015. Paradójicamente, el protagonismo de la segunda pantalla es la lista conjunta entre CiU ERC cara a unas eventuales elecciones anticipadas al Parlament.

Entre ambas fuerzas existe ahora una batalla por la imagen. Creen que quien consiga fijar en el inconsciente colectivo que el otro ha roto la unidad conseguirá una situación de predominio. CiU, para forzar a ERC a cursar la lista conjunta y Esquerra, para dribarla. Unos y otros explican con todo lujo de detalles el minuto a minuto de la cumbre del lunes. Según a qué asistentes se interpele, ERC saltó inopinadamente del carro, exigiendo una declaración de independencia, una vez Mas propuso su sucedáneo de consulta y cuando la CUP estaba medio convencida. ICV parecía más reacia, pero proponía, en cambio, una recogida de firmas para instar a la comunidad internacional a tomar cartas en el bloqueo estatal. A cuenta de esta propuesta, por cierto, Mas dedicó ayer a Joan Herrera una dura réplica en la sesión de control, tras una primera intervención del ecosocialista muy crítica (como la de Quim Arrufat, de la CUP) con el 'president'.

DOS PELÍCULAS

La película que cuentan otros es obviamente distinta. Sostienen que el Ejecutivo catalán no tenía nada preparado de la consulta y que, viendo el panorama, Junqueras volvió a reiterar a Mas su voluntad de entrar en el Govern para hacerse cargo de las 'conselleries' clave y sacar el 9-N adelante.

Según el Govern, es cierto que se esperaba un calendario inicial diferente: que el Tribunal Constitucional no se reuniría para suspender la consulta hasta el 7 de octubre, lo cual daría más margen para ir preparando la convocatoria. Pero la resolución inmediata, tres días después de que Mas firmara el decreto, y que la resolución incorporara un aviso explícito contra cualquier acto preparatorio, cambió el guion.

El enfado entre los miembros de la federación es mayúsculo con los republicanos. Algo siempre recíproco. Así, las palabras que los convergentes atribuyen a Junqueras ("no me fío (de CiU)") cobran cierta verosimiltud. Máxime cuando el martes, en rueda de prenda, Junqueras afirmó que el desenlace de la consulta había producido una merma de su confianza hacia el 'president'.

MIMBRES TENSOS

Con estos mimbres se llegó a la sesión de control de ayer. Y puede calificarse de un aperitivo de lo que pueden ocurrir en adelante, si se completa la ruptura, entre el 'president' y el jefe de la oposición. Empezó Junqueras con dardos al PP, al Gobierno del Estado e, incluso, al PSOE para, después, pedir de nuevo una rectificación al Govern.

La respuesta de Mas fue contundente. Menos agria, eso sí, que la empleada con Herrera. Reclamó el jefe del Ejecutivo catalán al republicano que no se perdiera en "menudencias", en referencia al formato de la consulta, ya que lo importante era "votar" y que el nuevo 9-N era la "única forma de hacerlo". Y afirmó que el camino "que deseaba ERC llevaba a la desobediencia, mientras que el que ha tomado este Govern conduce hacia la obediencia al pueblo catalán" que había expresado su voluntad de votar.

Mas también insinuó, en una réplica anterior a Albert Rivera, que entre la opciones para tener unos presupuestos en el 2015 estaba la de prorrogar los del 2014. Aunque añadió que no era lo que más le gustaba. Quizá pensaba en los múltiples ofrecimientos que Miquel Iceta ha hecho en las últimas semanas.