Seísmo en las filas nacionalistas

La refundación de CDC y el plan de Duran tensan a ambos partidos

El presidente de la Generalitat y líder de CiU, Artur Mas, y el nuevo coordinador general de CDC, Josep Rull, el pasado 25 de julio.

El presidente de la Generalitat y líder de CiU, Artur Mas, y el nuevo coordinador general de CDC, Josep Rull, el pasado 25 de julio.

FIDEL MASREAL
BARCELONA

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«Invito a muchos sectores de la sociedad catalana a una refundación del catalanismo». La frase fue pronunciada hace siete años. Su autor, Artur Mas, que trataba de marcar su camino propio al frente de una CDC renovada. Ahora, la palabra vuelve a estar de moda ante el escándalo de la familia Pujol. Mientras, en Unió, Josep Antoni Duran Lleida trabaja también en una ampliación del partido que no todos ven clara. CiU vive con intensidad un gran interrogante sobre el futuro espacio que debe ocupar la federación, con una clara tendencia a la baja en los sondeos.

En su último congreso, CDC se felicitaba por haber sabido «combinar los liderazgos de la etapa anterior y la generación de nuevos líderes» y por haber «hecho renovación en todos los ámbitos». En cierta medida era verdad. Felip Puig cedió la secretaría general a Oriol Pujol y Josep Rull ascendió posiciones. «La refundación solo será posible si Rull, junto con los nuevos alcaldes convergentes y la gente del Govern más desacomplejada la llevan a cabo sin pedir permiso», defiende un gran conocedor del partido. El diputado Carles Campuzano, en un artículo en EL PERIÓDICO, ha puesto deberes: «Coherencia entre lo que se predica y lo que se practica, poco dirigismo desde arriba y más horizontalidad, capacidad de codecidir, escuchar  y dar más poder a los militantes y a los votantes y resolver de una vez por todas las cuestiones de la financiación de los partidos».

UN SISTEMA «FINIQUITADO» / El plan de Rull pasa por tres cambios: mensaje nítidamente independentista, más cercanía a espacios de centroizquierda y acciones de regeneración democrática. Las intenciones del nuevo número dos reciben complicidades y algunas susceptibilidades. Entre las primeras, la de quien asegura sin complejos que el sistema institucional y de partidos está finiquitado, incluidos los liderazgos verticales. En este sentido, toman la palabra de Rull y piden avanzar a fondo en cuestiones de transparencia. Otro miembro del partido se pregunta si será posible hacer limpieza a fondo cuando en la investigación sobre la familia Pujol van aflorando nombres como el del conseller Felip Puig, amigo del primogénito del expresident. «No sé si le hemos de llamar refundación -advirtió Puig en el canal 3/24-, una parte del país continua necesitando un instrumento como CDC y CiU».

NO PARECERSE A ERC / Entre los escépticos, personas muy cercanas a Mas se preguntan qué significa exactamente la refundación: «No estoy de acuerdo, no creo en ello, lo lógico es que sigamos siendo un pal de paller, situados en un espacio de centro, y de nacionalismo pragmático. No tenemos que cambiar». En un artículo en el diario Ara, el concejal convergente en Barcelona Antoni Vives no puede ser más explícito: «Soy escéptico respecto al concepto de refundación del partido». Entre los argumentos para la crítica, no se ve claro que el nuevo coordinador general entienda que la refundación pase por definir a CDC como un partido independentista y de tintes socialdemócratas. «Eso ya existe y se llama ERC; si CDC se convierte en un partido socialdemócrata, sobramos muchos», dice un dirigente liberal.

Mientras, Unió afronta también un debate interno sobre el movimiento social que está creando  Duran Lleida, con ánimo regeneracionista. En UDC hay quien advierte de que todo ello no se ha ni debatido. Y que será poco creíble si no se trata de un movimiento «de fuera hacia dentro, y no al revés, como se pretende».