La búsqueda del sustituto de Rubalcaba

Las bases del PSOE eligen hoy un relevo repleto de incertidumbres

JUAN RUIZ SIERRA

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No hay ningún observador imparcial que se atreva a decir con claridad quién se convertirá hoy en el nuevo secretario general del PSOE. Si los avales fuesen votos, no habría ninguna duda: Pedro Sánchez ganaría ampliamente, con Eduardo Madina en segundo lugar y José Antonio Pérez Tapias a muchísima distancia. Sin embargo, los socialistas suelen sorprender cuando eligen candidatos electorales y liderazgos (de Josep Borrell a José Luis Rodríguez Zapatero), y el escenario se vislumbra abierto y repleto de incertidumbres para el que acabe tomando el mando.

Esta ha sido una campaña extraña. Mucho menos tensa que la anterior pugna, entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, pero también más sibilina. En un momento de liderazgos débiles y cuestionados (salvo el andaluz, dirigido con mano de hierro por Susana Díaz), los distintos barones no han querido hacer explícito su apoyo a ningún aspirante. Bajo la superficie, sin embargo, han circulado todo tipo de corrientes a favor de Sánchez. En parte, debido a que Madina, con su exigencia de que participasen de forma directa los casi 200.000 militantes socialistas, frustró la operación para que Díaz fuese elegida sin contrincante. Y en parte, también, porque Sánchez les inspira más confianza frente a un Madina que suscita miedos por su anunciada voluntad de cambiar a fondo el partido.

Si vence el madrileño, su triunfo tendrá muchos padres, pero uno por encima de todos: Andalucía, que se ha volcado en su candidatura, algo que él ha sabido corresponder. Un ejemplo. Mientras el vasco cerró ayer campaña en Barcelona y Barakaldo, Sánchez lo hizo en Córdoba, Granada y Sevilla. Pérez Tapias también supone una incógnita. Puede lograr un gran resultado o desinflarse por el voto útil. En ese caso, beneficiaría a Madina, que tiene un perfil más de izquierdas.

Y un nuevo interrogante: la participación. La consulta cae en verano, en domingo y con una final del Mundial de fútbol; existe miedo a que el número de votos sea menor que el de avalistas, que fue de 80.000. En principio, cuantos más militantes acudan a sus agrupaciones a votar (los socialistas saltarían de alegría si llegaran a los 110.000), más posibilidades tendrá Madina. A menos, de nuevo, que quienes se movilicen sean los andaluces. De ser así, y esto es algo que reconocen en las candidaturas de los dos favoritos, el vasco verá mermadas sus opciones.

LA FECHA DE LAS PRIMARIAS / En cualquier caso, sea quien sea el ganador, el reto que tendrá enfrente será inmenso. En primer lugar, deberá convocar las aparcadas primarias (a las que Carme Chacón quiere presentarse), donde podrán participar tanto afiliados como simpatizantes. En principio, serán en noviembre, como estaba previsto, y los tres aspirantes se han comprometido con distintos grados de firmeza a convocarlas en ese mes. Pero los barones de más peso quieren retrasarlas. Así que no se sabe.

En segundo lugar, tras la división interna que produjo el anterior congreso, en el que Alfredo Pérez Rubalcaba venció por poco a Chacón, el nuevo líder tendrá que integrar a sus adversarios. Todos los aspirantes han afirmado que lo harán. Y tercero, y quizá más importante, habrá de lograr que el PSOE vuelva a ser visto como una alternativa real a la derecha, algo sobre el que este proceso ha dado pocas pistas. Se ha basado más en las caras que en los proyectos, a excepción de la candidatura de Pérez Tapias, que ha abanderado un discurso mucho más de izquierdas que el resto.

Ante todas estas incertidumbres, los socialistas celebran el cambio generacional (tanto Sánchez como Madina nacieron en los 70) y haber abierto el partido frente a un PP donde, como señala un alto dirigente, también se cumple la máxima un militante, un voto. Pero de forma literal: «Solo decide Mariano Rajoy».