El uno por uno de la proclamación de Felipe VI

El rey Felipe VI saluda desde el balcón del Palacio Real de Madrid, el día de su proclamación.

El rey Felipe VI saluda desde el balcón del Palacio Real de Madrid, el día de su proclamación. / periodico

FERRAN IMEDIO / IOSU DE LA TORRE

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FELIPE DE BORBÓN, COMPLETO (8)

Por mucho que uno se prepare toda la vida para ser rey, cuando llega el día de la coronación tiene que ponerse nervioso sí o sí. Y a Felipe los nervios le jugaron una mala pasada al principio del discurso en el Congreso, con algún tropiezo en la lectura y algún gallo. Una vez proclamado, se le notó liberado, y del rostro tensionado y la emoción contenida pasó a los gestos. Pletórico por dentro, con media sonrisa afuera. Con cara de 'os vais a enterar'.

LETIZIA ORTIZ, FELICÍSIMA (8)

Atenta a todo, especialmente a sus hijas, con las que se mostró tan cariñosa como exigente (en el balcón del Palacio Real aún les pedía que sonrieran a la multitud). Exhibió una gran felicidad por la proclamación de su marido, al que besó y acarició en varios momentos. Comprendió, como experiodista que es, que el protagonista de la noticia debía ser él; permaneció sentada en el descapotable que les llevó al Palacio Real mientras Felipe iba de pie saludando.

LEONOR Y SOFÍA, DISCIPLINADAS (9)

Si los profesores les pusieran nota por su actitud, como se hacía antiguamente, tanto la princesa Leonor como su hermana, la infanta Sofía, sacarían la A, o sea, la mejor nota. Al final de la jornada estaban fatigadas (les costaba ya saludar a la multitud) pero poco más se les podría pedir a dos niñas de 8 y 7 años en una ceremonia tan larga y densa. Fieles a su manera de ser y vestir, Leonor estuvo más seria que Sofía, la más espontánea de las dos.

JUAN CARLOS, PRUDENTE (7)

Desde que decidió abdicar quiso que todo el protagonismo fuera para su hijo, de modo que prefirió no comparecer en el Congreso, donde Felipe VI fue proclamado rey, y se limitó a colocarle el fajín de capitán general de las Fuerzas Armadas en el palacio de la Zarzuela a primera hora de la mañana y a repartir y recibir besos y palmadas en el balcón del Palacio Real de Sofía, los nuevos Reyes y sus hijas. Apoyado en el bastón, se le vio entumecido, abstraído.

SOFÍA, SUPERORGULLOSA (8)

Un brillo especial en los ojos apenas alteró su legendaria discreción. Madre superorgullosa: su hijo era proclamado Rey de España. Y él no la olvidó en su discurso (le agradeció la "dignidad y sentido de la responsabilidad"), lo que provocó los aplausos de los asistentes al acto, muchos de los cuales se acercaron a saludarla. En el balcón del Palacio Real la gran profesional de la familia se acercó a Juan Carlos para estamparle un beso en una mejilla. Impecable.

INFANTA ELENA, EMOCIONADA (7)

Algunos estaban convencidos de que repetiría el llanto desconsolado que protagonizó en la inauguración de los Juegos de Barcelona, cuando su hermano desfiló como abanderado olímpico. Pero este jueves supo contenerse, aunque estuvo a punto de romper a llorar varias veces, especialmente con los aplausos que dedicaron los diputados a su madre y a su hermano. Además de sombra de Sofía, estuvo vigilante de los movimientos del inquieto Froilán.

JESÚS POSADA, AMPULOSO (7)

Con su verbo pegajoso hilvanó un discurso de aires solemnes en el que prometió "lealtad", "apoyo" y "colaboración" al nuevo monarca. El presidente del Congreso se ciñó a ejercer el papel institucional que tenía encomendado por su cargo, conocedor de que no tenía margen para salirse de un guion en el que recordó a Juan Carlos y Sofía. Tuvo temple pese a saber que iba salir en una foto para la historia proclamando a Felipe VI como nuevo rey.

MARIANO RAJOY, SECUNDARIO (5)

Mostró el perfil bajo con el que se siente cómodo. Si lo de este jueves fuera una película, su papel sería el de un figurante sin frase. No le ayudó el protocolo ni su natural discreción. Difícil adivinar qué sintió al abrir el besamanos por el que iban a desfilar los 2.000 invitados al Palacio Real, qué pensó cuando Felipe defendió la diversidad de lenguas en España. Se refirió a la coronación, un acto excepcional, como un acto de "normalidad". Quizá eso lo explique todo.

SORAYA SÁENZ DE SANTAMARÍA, YEYÉ (6)

Alegre en el vestir, con un atuendo blanco con reminiscencias yeyés. A la vicepresidenta y a la mayoría de políticas hay que agradecerles el colorido que aportaron. Si no fuera por el blanco de Ana Mato, el amarillo de Isabel García García Tejerina, el lima de Esperanza Aguirre y el rojo-rojo de Susana Díaz, por ejemplo, la jornada de este jueves habría podido emitirse en blanco y negro y no se habría notado la diferencia, porque los hombres iban de luto.

MIGUEL HERRERO DE MIÑÓN, SERIO (5)

Es uno de los tres padres de la Constitución que siguen vivos, junto a Miquel Roca y José Pedro Pérez Llorca (los otros cuatro fallecieron). Junto a ellos siguió con gran atención el discurso del nuevo monarca. Agradecido por la reivindicación que hizo Felipe de la Carta Magna ("comienza el reinado de un rey constitucional", subrayó), aunque ni él ni sus dos colegas, ubicados en un lugar privilegiado del Congreso, lo exteriorizaran.

ARTUR MAS, FRÍO (8)

Papelón el suyo. A última hora se animó a ir a la coronación, pero se mostró decepcionado de que el rey Felipe no hiciera mención a la plurinacionalidad de España. Como el lendakari Iñigo Urkullu, no aplaudió al monarca, con el que intercambió algunas palabras varias veces. Más cálido se mostró con sus hijas, con las que quizá empatizó; como ellas, hubiera preferido hacer algo más divertido que aguantar una ceremonia a la que fue a contrapelo.

INFANTA CRISTINA, PROSCRITA (S.C.)

Sin calificar. La gran ausente junto a su marido y sus cuatro hijos. Los Urdangarin no tuvieron sitio entre los 2.000 invitados. ¿Proscritos, repudiados, rechazados, castigados? Pocos lo dudan, toda vez que su hermana Elena sí estuvo en todos los actos acompañada de Froilán, que se sentó en la tribuna del Congreso junto a Pau Gasol. Sabiéndose señalados por sus propios familiares, cabe preguntarse si vieron la coronación de Felipe... y si la celebraron.