Relevo en las filas socialistas

Sánchez se lanza al PSOE y pide «cambio y unidad»

Pedro Sánchez, en la presentación oficial de su candidatura a liderar el PSOE.

Pedro Sánchez, en la presentación oficial de su candidatura a liderar el PSOE.

JUAN RUIZ SIERRA
ALCORCÓN

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Ante una sala pequeña pero abarrotada (200 personas), en la localidad madrileña de Alcorcón, antiguo bastión socialista, perdido como tantos otros, Pedro Sánchez anunció ayer lo que todo el mundo daba por hecho desde que Susana Díaz, presidenta de Andalucía, dio un paso atrás a principios de semana. «Quiero anunciaros mi intención de optar a la secretaría general», dijo poco antes de definirse como el candidato del «cambio» y la «unidad».

Nada está claro en el PSOE. En los últimos días ha habido tantos cambios (desde el formato del congreso, que en principio era de delegados y ahora será abierto a militantes, hasta la retirada de Díaz, la principal favorita) que no es nada descartable que acabe habiendo nuevos aspirantes al liderazgo. Al fin y al cabo, lo que hoy comienza es solo la recogida de avales, un proceso que culminará dentro de 15 días. Un aspirante con apoyos orgánicos sólidos podría decir dentro de semana y media que se presenta y conseguiría con facilidad las 10.000 firmas de afiliados necesarias para postularse. Pero, por el momento, si el también diputado Eduardo Madina aparece como favorito, Sánchez es el segundo en liza, una situación que puede cambiar, y mucho, de aquí al 13 de julio, cuando votarán las bases.

Tiene a su favor que conoce muy bien el partido, tras años a la sombra de José Blanco, exvicesecretario general, y que hay nombres de la vieja guardia, todavía poderosa, que lo apadrinan. Por ejemplo, según se asume en todos los círculos socialistas, el exministro José Bono. Sánchez es madrileño, pero su relación con Tomás Gómez, líder del PSM, ha sido tradicionalmente pésima, así que el apoyo de su territorio no será automático. Otra cosa es Andalucía, la federación más poderosa, cuyo rol en este proceso resulta una incógnita. Díaz señaló el pasado miércoles que no apoyará públicamente a ningún aspirante, pero un día antes, cuando anunció su marcha atrás, reconoció que había hablado con Sánchez. No fue una mención casual. Tampoco estas palabras que el diputado pronunció ayer: «Como dice la presidenta andaluza, no tenemos que tener ningún complejo».

En su discurso, de algo más de media hora, Sánchez, más allá de cargar contra el PP por los recortes, buscó resaltar sus diferencias con Madina, que se presentará hoy en el Senado. Si el vasco forzó la votación directa de los afiliados, el madrileño dijo: «Nunca iba a poner condiciones a la forma de elección». Si el primero se presenta como el candidato de las bases frente a los barones que impulsaron sin éxito a Díaz, el segundo señaló: «Nunca me vais a escuchar hablar mal del aparato». Y si Madina, nacido en 1976, representa más o menos la juventud, Sánchez, tres años mayor, explicó que promovería «una alianza generacional».

FEDERALISMO / El madrileño quiere contar con los votos del PSC. Consciente de que el apoyo de este partido dependerá de los discursos territoriales de los candidatos, Sánchez se presentó como un defensor del federalismo, reivindicó el papel de los socialistas catalanes -«que tan mal lo están pasando por el enfrentamiento entre los independentistas y los recentralizadores»- e incluso tuvo una mención al saliente Pere Navarro por las «agresiones» que ha sufrido por «defender» sus ideas.