Navarro asegura que su marcha es "la mejor solución" para el partido y carga contra los críticos

Pere Navarro tira la toalla. El primer secretario del PSC ha anunciado este miércoles su dimisión después de dos años y medio al frente del partido y dos batacazos electorales. Navarro ha argumentado que, tras reunirse con todos los diputados y todas las federaciones socialistas, ha llegado a la conclusión de que su marcha es "la mejor solución" para el "interés colectivo" del PSC. El consejo nacional del partido decidirá este sábado el método de elección del nuevo líder, aunque la fórmula más previsible es la convocatoria de un congreso extraordinario.

"No seré yo quien ponga conveniencias personales por encima del interés colectivo", ha afirmado Navarro, que también ha justificado su decisión en la necesidad de adoptar "cambios profundos" en el PSC después de los resultados de las <strong>elecciones europeas</strong>. Esos comicios se llevaron por delante al secretario general del <strong>PSOE</strong>, <strong>Alfredo Pérez Rubalcaba</strong>, pero el líder del PSC advirtió que su situación no era comparable porque él solo llevaba dos años al frente del partido.

Sin embargo, la falta de apoyos internos por parte de dirigentes y cuadros de peso ha forzado su dimisión, a fin de evitar un cisma en el PSC. "Nadie me ha pedido que me marche, pero la situación del partido me ha llevado a tomar esta decisión para anteponer el interés colectivo", ha señalado. En los últimos días, la reclamación de un congreso extraordinario ha calado entre amplios sectores del PSC, más allá de las corrientes críticas.

Navarro, cuya renuncia se formalizará el sábado, ha aprovechado la rueda de prensa para arremeter contra los sectores críticos del PSC, a los que ha acusado de "utilizar la pluralidad interna y su integración en la ejecutiva para subrayar de manera pública y permanente las diferencias de criterio y vulnerar acuerdos adoptados por mayoría en el seno del partido". Un recado, sobre todo, a los tres diputados que rompieron la disciplina de voto en enero pasado para apoyar la consulta soberanista en el Parlament.