Cambios en la exhibición

El último gigante de BCN

Aribau Multicines cuenta con el local cinematográfico con mayor aforo de la ciudad Las multisalas con avanzada tecnología digital se han apoderado del mercado de la exhibición

El cine más grande 8La sala de 1.174 butacas de los multicines Aribau, ayer, antes de la primera sesión.

El cine más grande 8La sala de 1.174 butacas de los multicines Aribau, ayer, antes de la primera sesión.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

«Antes andabas por la calle y a un lado y a otro contemplabas carteles gigantes de películas», recuerda con nostalgia Antonia López, una vecina del Eixample que durante los años 50 cada domingo de su infancia iba con su abuelo a un cine repleto a ver sesiones dobles. Hoy, las salas de gran aforo son una especie en extinción. La última, tras el cierre del colosal Urgell, es la sala 5 de Aribau Multicines.

El Aribau, con 1.174 butacas, celebró el año pasado su medio siglo de vida con la proyección de West side story en versión original, la película que inauguró la sala en diciembre de 1962 y que permaneció dos años en cartelera. Algo que hoy sería un milagro. A lo largo de sus 50 años de historia, este cine, que regenta Balañá, ha presenciado cómo el clásico modelo de explotación en salas únicas agoniza. Son tiempos de multisalas.

La gran sala también se ha adaptado a los nuevos tiempos y actualmente forma parte de Aribau Multicines, pero conservando su esencia de sala única dotada de tecnología digital, que implica una gran inversión. El sector de la exhibición también ha tenido que incluir proyecciones en 3D para diferenciarse de la experiencia de ver una película en casa, ya que los avances de imagen y sonido en los televisores cada vez se acercan más a la calidad de la proyección cinematográfica. A ello se añade la proliferación de canales digitales de pago dedicados en exclusiva a diversos géneros de películas.

Los empresarios de la industria se quejan continuamente del escaso interés de las administraciones públicas para proteger e impulsar la exhibición en la gran pantalla y velar por las salas históricas. No obstante, el motivo de esta vertiginosa reconversión reside en la búsqueda de beneficios. Las salas gigantescas han perdido rentabilidad desde que los cines de barrio programan estrenos en lugar de sesiones dobles de reposiciones, lo que ha acortado el tiempo en cartelera de las películas más comerciales.

Los reclamos

Según Camilo Tarrazón, presidente del Gremi d'Empresaris de Cinemes de Catalunya, el sector se está abriendo a nuevas fórmulas como proyectar partidos de fútbol, conciertos, óperas o ballet en 3D. «Los locales de una o dos pantallas se reconvierten en teatros y salas de conciertos, como el Coliseum y el Tívoli, y otros se transforman en complejos de multisalas», dice Tarrazón. Pero las iniciativas de más éxito son las que abaratan el precio de la entrada, como el día del espectador, pertenecer al club que promueve el propio cine o la llamada Fiesta del Cine

El ocio vive en estos últimos años una acelerada multiplicación de opciones, por lo que los horarios del pase de una película varían según qué día sea. La dificultad de aparcar en el centro de la ciudad provoca que muchos espectadores prefieran escaparse a un centro comercial de las afueras.

La subida del IVA cultural está siendo catastrófica. La Federación de Cines de España (Fece) también achaca esta deriva a la crisis económica y a la piratería. El precio en la taquilla ha subido más del 36% en los últimos años, 17 puntos más que el IPC. Además España, líder europeo en descargas ilegales, ha perdido, según la Fece, 50 millones de espectadores en una década.