MEMORIA HISTÓRICA

Puig Antich, la lucha continúa

Incansables 8 Montserrat, Carme e Imma, tres de las cuatro hermanas de Puig Antich, en un homenaje el viernes pasado, frente a la Modelo.

Incansables 8 Montserrat, Carme e Imma, tres de las cuatro hermanas de Puig Antich, en un homenaje el viernes pasado, frente a la Modelo.

RAFA JULVE
BARCELONA

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En la escalera del número 70 de la calle de Girona, en el Eixample barcelonés, aún puede verse el agujero que dejó el impacto de una bala durante el tiroteo entre Salvador Puig Antich y varios policías el 25 de septiembre de 1973, una refriega que acabó con la detención del militante del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL) y su posterior ejecución en la Modelo hace hoy 40 años. A Puig Antich lo pasaron a garrote vil acusado de matar a uno de los agentes, Francisco Anguas, aunque son muchas las pruebas y los testimonios que rebaten la culpabilidad del anarquista y ponen en entredicho el consejo de guerra al que fue sometido. Pese a ello, los tribunales españoles y el de Estrasburgo han rechazado revisar el proceso, pero las cuatro hermanas del activista mantienen la lucha por restituir su figura. Eso sí, han tenido que hacerlo en un juzgado de Buenos Aires, sumándose al colectivo que ha denunciado allí los crímenes franquistas.

¿Cabría la posibilidad de volver a intentar ante la justicia española que se revoque aquella sentencia? «Es posible. No lo descartamos. Queremos que se demuestre que los asesinos eran otros, no Salvador, pero es verdad que ahora estamos muy centradas en la causa que se ha iniciado en Argentina», explican a este diario dos de las hermanas Puig Antich, Imma y Carme. Al otro lado del Atlántico, la familia ya ha pedido a la jueza instructora, María Servini de Cubría,  que se detenga al exministro del régimen José Utrera Molina. Este exalto cargo franquista, suegro del actual titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, fue el único ministro que firmó el «enterado» de la sentencia de muerte de Puig Antich. «En mayo la jueza vendrá a Madrid para seguir investigando. Nosotras continuaremos pidiendo que se impute a las nueve personas que estuvieron implicadas en aquella farsa de juicio y que aún están vivas», sostiene Carme.

Libro esclarecedor

Ya sea en Buenos Aires o en un nuevo intento en España, ante la sala quinta de lo militar del Tribunal Supremo, las hermanas Puig Antich cuentan ahora con más pruebas que echan por tierra la «pantomima» del consejo de guerra. Todas las aporta el libro Salvador Puig Antich, cas obert (Angle), del periodista Jordi Panyella. En la obra aparecen incluso nuevos testimonios muy esclarecedores, como el de Enric Palau y el de Xavier Garriga Paituví. El primero, alférez que estaba a las órdenes del juez instructor del caso, el teniente coronel Nemesio Álvarez, le explica a Panyella que la policía le ordenó que pusiera en una pila todas las pruebas que desmontaban la versión oficial y que dejara en otra solo los documentos que incriminaran a Puig Antich. Esos últimos fueron los que se usaron en el consejo de guerra. La otra pila fue destruida.

La otra voz clave, Garriga Paituví, es otro militante del MIL que fue detenido el mismo día y en el mismo lugar que Puig Antich. Por primera vez, este activista ha accedido a hablar en público, y lo ha hecho para denunciar que fue torturado hasta que ofreció una declaración que incriminara a su amigo (el propio condenado ofreció una supuesta declaración de ocho folios cuando no podía ni hablar debido a la herida que le causó un balazo en la mandíbula).

Autopsia manipulada

Pero en su libro Panyella abunda también en otras tesis. Por ejemplo, que la policía se llevó el cadáver de Anguas del Hospital Clínic para que se le hiciera la autopsia en comisaría y así poder adaptarla convenientemente a su discurso. Además, incide en que durante el consejo de guerra no se aportó ningún informe pericial de las armas y la munición de los agentes y se destaca que el fallecido recibió al menos cinco balazos y no tres como decía el informe oficial. Asimismo, a través de un estudio balístico por ordenador, indica que balas que no eran de Puig Antich impactaron en el cuerpo del policía. La sombra de la duda que recae sobre los otros dos agentes involucrados es cada vez mayor.

«Esas nuevas aportaciones nos dan fuerzas para seguir insistiendo -asegura Carme-. Eso y el cariño de la gente: a la mínima que decimos nuestros apellidos, siempre hay alguien que pregunta si somos hermanas de Salvador y en seguida nos dan ánimos para continuar». Hoy, a las 12.00 horas, ante el nicho 2737 de la agrupación 14 del Cementerio de Montjuïc, en una ofrenda floral a su hermano, volverán a comprobar que, como en aquella escalera de la calle de Girona, el tiempo no ha logrado borrar lo sucedido y son muchos quienes lo recuerdan.