La encrucijada del socialismo

Diputados afines a Navarro rechazan expulsiones en el PSC

Maurici Lucena ordena a los diputados del PSC que voten 'no', el pasado jueves.

Maurici Lucena ordena a los diputados del PSC que voten 'no', el pasado jueves.

JOSE RICO
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La dirección del PSC deberá decidir a partir del lunes si planta batalla contra los diputados que se declararon en rebeldía el pasado jueves para no rechazar la solicitud de la consulta al Estado. A no ser que Marina Geli, Joan Ignasi Elena y Núria Ventura cambien de opinión entre hoy y mañana y renuncien a sus escaños, el primer secretario de los socialistas, Pere Navarro, tendrá que afrontar la tesitura de intentar recomponer la unidad interna o pulsar el botón que puede desembocar en la expulsión de los tres parlamentarios díscolos.

Si opta por las medidas disciplinarias, como su entorno no ha dejado de amenazar en los últimos meses, el líder del PSC desoirá de nuevo no solo a las corrientes críticas, sino también a los importantes dirigentes afines que han tratado de evitar la fractura presionando a favor de la abstención, y que ahora, en un artículo en EL PERIÓDICO, muestran su rechazo a cualquier represalia contra sus compañeros díscolos.

Los máximos exponentes de estas posiciones conciliadoras son dos barones territoriales del PSC -Xavier Sabaté y Juli Fernández, líderes de las federaciones de Tarragona y Girona-; la alcaldesa de uno de los bastiones metropolitanos del socialismo catalán, Núria Parlon (Santa Coloma de Gramenet), y el portavoz del partido, Jaume Collboni. Todos ellos y la diputada del Maresme Alicia Romero defienden en el artículo que el PSC debe volver a ser «el reflejo de la Catalunya plural y diversa».

MATIZACIÓN A BALMÓN / «Por eso no promoveremos la exclusión, sino la unión, la suma y no la resta», sostienen en el texto. Y apostillan: «Nos hace falta mucha gente y no sobra nadie», en una aseveración que refuta la tesis que expuso el pasado agosto en este diario el secretario de acción política, Antonio Balmón, en el sentido de que en el partido «sobran algunos». Los diputados afines a Navarro vindican el respeto a la disciplina de voto -que los cinco acataron-, pero justifican por qué hubiera sido mejor abstenerse, defendiendo una interpretación del mandato del consejo nacional menos restrictiva de la que hizo Navarro.

«La abstención podía haber mostrado mejor nuestra posición antagónica a la del PP y, a su vez, facilitar la gestión de la pluralidad interna», señala el texto, en el que los autores aseguran que «la unidad de acción no es incompatible con las sensibilidades y puntos de vista diversos que existen» en las filas socialistas sobre la cuestión soberanista. Con la presión de su propio entorno encara Navarro la decisión sobre el futuro de Elena, Geli y Ventura tras su rebelión del jueves. «La expulsión es una posibilidad», admitió el primer secretario el mismo día en la cadena SER, en las únicas declaraciones públicas que ha hecho desde el cisma parlamentario.

Balmón, su mano derecha, ha cargado las tintas acusando a los críticos de «maltratar» al PSC y de actuar por «intereses espurios». «No podemos ser esclavos de tres diputados que rompen la coherencia y la concentración del partido», remachó el número dos. El núcleo duro no parece exhibir voluntad de reconducir la situación de otra forma que no pase por la renuncia de los diputados a las actas. Ayer no hubo contacto alguno entre la cúpula y los críticos.

Navarro y Balmón reflexionarán hoy en Madrid, como representantes del PSC en el comité federal del PSOE, que reforzará el pacto de hierro de ambos partidos contra el referendo del 9-N con una resolución que reafirmará la apuesta por una reforma federal de la Constitución. El texto, según fuentes socialistas, subrayará la necesidad de entablar un diálogo franco y la apertura de un debate en el Congreso para reformar el modelo territorial, informa Juan Ruiz Sierra.

OBIOLS TERCIA / La sintonía se afianzará también con la entrada de uno de los hombres fuertes del PSC en la ejecutiva del PSOE, Miquel Iceta, a quien los críticos señalan como autor intelectual del giro socialista en el derecho a decidir. Las críticas a la actitud de Navarro sumaron ayer la voz autorizada de uno de sus antecesores en el puesto, Raimon Obiols. El eurodiputado juzgó el voto negativo a la consulta un «grave error que pone en peligro la unidad socialista» y alertó contra la «peligrosa deriva» de la dirección por querer «excluir a un segmento» del electorado del PSC.

Avancem, la corriente de Elena, se reunirá hoy para fijar su estrategia, mientras el manifiesto en apoyo a los diputados díscolos suma adeptos. Ayer pasó de 122 a más de 600 firmantes. Un exdirigente veterano, el exalcalde de Sabadell Manuel Bustos, se mostró indignado por haber sido incluido en la lista de adhesiones sin su autorización.