APERTURA DEL JUICIO AL EXDIRIGENTE CONSERVADOR

Fabra se sienta en el banquillo tras 10 años de investigación

Carlos Fabra juega a golf en el Saler (Valencia), en abril pasado.

Carlos Fabra juega a golf en el Saler (Valencia), en abril pasado.

LAURA L. DAVID
VALENCIA

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Después de casi 10 años de investigación, nueve jueces instructores, un divorcio, un trasplante de riñón, un aeropuerto sin aviones y un campo de golf en la ruina a sus espaldas, Carlos Fabra, expresidente del PP de Castellón y de la Diputación provincial, rendirá hoy cuentas ante la justicia. La Fiscalía Anticorrupción pide para él 13 años de cárcel, una multa de 1,98 millones de euros y 693.000 de indemnización a Hacienda por los delitos continuados de tráfico de influencias y cohecho y cuatro fraudes fiscales.

Si el camino hasta el banquillo de don Carlos no ha sido corto, tampoco lo será la vista contra él que se celebra en la Audiencia de Castellón. Cinco acusados y 70 testigos -incluidos los exministros de José María Aznar Juan Costa, Celia Villalobos, Jesús Posada y Miguel Ángel Arias Cañete; el vicesecretario general del PP Esteban González Pons y el diputado Ricardo Costa, absuelto en la causa de los trajes- desfilarán este mes por el tribunal.

PRODUCTOS FITOSANITARIOS / Todo comenzó en el 2003, cuando el hasta entonces socio y amigo de Fabra, Vicente Vilar (en prisión por haber agredido sexualmente a su exesposa) interpuso dos denuncias contra él por, según su acusación, haberle cobrado cantidades millonarias tras mediar ante varios ministerios para conseguir los permisos para comercializar productos fitosanitarios.

Con su revelación, también el empresario quedó expuesto. Vilar y su exesposa, Montserrat Vives, están acusados de cohecho y tráfico de influencias; mientras que María Amparo Fernández, exesposa de Fabra, será juzgada por tres delitos fiscales y el exsenador del PP Miguel Prim, por tráfico de influencias.

PROBLEMAS JUDICIALES / La causa llega a la Audiencia de Castellón gracias a la instrucción del magistrado Jacobo Pin, el último juez que se hizo cargo del caso tras numerosos obstáculos y que hubo de pedir amparo ante el Consejo General del Poder Judicial al considerar que este mismo tribunal provincial «perturbaba» su independencia. El Tribunal Supremo dio la razón a Pin y le otorgó total libertad para imputar a Fabra el delito de cohecho, en contra del criterio del presidente de la audiencia provincial, amigo personal de Fabra, que había instado al instructor a anular la acusación de este delito y que finalmente decidió apartarse en lugar de juzgar la causa.

En la diana de la justicia y lejos de brillar social y políticamente en la provincia y en el partido como lo hacía antaño, parte del atractivo de este juicio también reside en ver con qué apoyos cuenta hoy el carismático exlíder del PP provincial. Se da por seguro que tanto su hija, la polémica diputada Andrea Fabra (la del  «que se jodan» tras el recorte a los parados), como su actual pareja, la vicepresidenta de la Diputación de Castellón, Esther Pallardó, asistirán al juicio. También podría hacerlo el pintor y escultor Juan Ripollés, amigo del político.