Primera reunión del Ejecutivo catalán tras las vacaciones

Mas recibirá a la Via Catalana el 11-S pero no se 'encadenará'

Artur Mas, ayer, en el Palau de la Generalitat junto a los consellers de Unió.

Artur Mas, ayer, en el Palau de la Generalitat junto a los consellers de Unió.

FIDEL MASREAL
BARCELONA

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Apoyar una cadena humana sin encadenarse del todo a lo que representa. Con este juego de palabras se podría definir la posición adoptada por el Govern de CiU respecto a la movilización independentista promovida por la Assemblea Nacional Catalana para la próxima Diada. El Ejecutivo catalán, en su primera reunión tras las vacaciones, mostró ayer todo su apoyo a la iniciativa, pero elpresidentMas no participará en ella y los miembros del Govern decidirán individualmente si lo hacen.

Se trata del mismo esquema que el pasado año respecto de la manifestación independentista. Por un lado, pleno apoyo y simpatía. Por otro, una cierta distancia, con el argumento de que Mas y el Ejecutivo deben mantener un papel institucional, lo cual permite sortear las discrepancias entre CDC y Unió al respecto. Y es que mientras la dirección convergente ha abrazado con entusiasmo la cadena humana, la cúpula de Unió, con Josep Antoni Duran Lleida a la cabeza, ha pedido reiteradamente cambiar el lema (Via Catalana cap a la Independència) para centrar la convocatoria en el concepto del derecho a decidir.

A MEDIO CAMINO / Por un lado, el Govern no quiere bajo ningún concepto que se identifique como tibia su posición respecto a la cadena humana. Por otro, pretende preservar una posición propia, al margen de ese independentismo más inmediatista que se identificado con el lema «tenim pressa» («tenemos prisa»). Es por este motivo que ayer Homs sostuvo reiteradamente que la Generalitat ve con simpatía esta iniciativa, porque «empuja» en favor de la hoja de ruta soberanista. Al mismo tiempo, y al ser preguntado sobre si Mas participaría, defendió que «es muy importante que cada cual sepa hacer muy bien su papel».

De hecho, el portavoz en ningún momento afirmó explícitamente que el líder de CiU no estaría en la cadena. Cada vez que fue interrogado al respecto, contestó que el presidentrecibiría a los organizadores de la propuesta, la Assemblea Nacional Catalana el mismo Onze de Setembre antes de la celebración de la cadena humana.

En la política de los gestos, esta decisión de Mas representa un paso adelante con respecto al grado de implicación que tuvo con la manifestación independentista del pasado año. Entonces recibió a la ANC tras el éxito de la convocatoria. En esta ocasión, además, no se descarta que también exprese públicamente su apoyo días antes de que se lleve a cabo la movilización.

El portavoz del Govern también evitó dar detalles de la participación de losconsellers, incluso de su propia decisión personal. Y se mostró sorprendido con las preguntas sobre algo aparentemente tan lógico como que quien apoya y aplaude una convocatoria es lógico que participe en ella, especialmente si defiende el Estado propio para Catalunya, horizonte que está escrito en la propuesta programática con la que CiU acudió a las últimas elecciones.

LEY EXTERIOR / Para demostrar que este norte sigue presente en la acción del Govern, ayer se aprobó el anteproyecto de ley de la acción exterior de la Generalitat. Un texto que plantea las líneas de actuación de una actividad siempre en tensión con la legalidad estatal. Homs presumió de un proyecto que está pensado para «un país que quiere ser libre».

La ley se basa en el Estatut y en diversas sentencias del Tribunal Constitucional para defender la capacidad de disponer de acción internacional mediante una interpretación no expansiva de la Constitución, que reserva al Estado las competencias exclusivas en las relaciones internacionales. El texto del Govern define el concepto de «diplomacia pública, cultural y económica» con la que el Ejecutivo de CiU quiere impulsar el plan soberanista con «embajadores» no políticos.

Respecto al proyecto de ley de política exterior del Gobierno del PP y la posibilidad de que exista un control estatal previo de la actividad internacional autonómica, Homs opinó que tal posibilidad «no respetaría un principio básico, que es el ejercicio de la propia competencia, donde no puede haber un control previo».

El proyecto catalán está pensado, dijo el portavoz, «con los pies en el suelo». Así, recoge el principio de «lealtad institucional mutua con el Estado y otras administraciones públicas y la búsqueda de sinergias».

En cuanto a la participación de Catalunya en la negociación de tratados y convenios internacionales, reclama al Estado que envíe a la Generalitat información los que incluyan materias que sean de competencia catalana o del «interés» de Catalunya. La ley llama al Govern a facilitar la relación con los organismos internacionales «de acuerdo con los mecanismos del Estado».