Un presidente y un país en vilo

En el entorno deMariano Rajoysiempre se ha dado por hecho que la noche del 9 de marzo del 2008, fecha en que el líder del PP perdió por segunda vez unas elecciones generales, hubo contactos de alto voltaje entre la presidenta madrileñaEsperanza Aguirrey destacados miembros de las finanzas, la empresa y los medios de comunicación, a fin de sondear los apoyos que tendría una operación política para desalojar a Rajoy de la dirección del partido.

Esa hipotética estrategia fracasó yRajoy, con apoyo de la mayoría de los barones territoriales ¿fundamentalmente de Francisco Camps y Javier Arenas¿ logró sortear la crisis interna y proclamarse de nuevo jefe del PP en un congreso que se celebró en Valencia en junio de aquel año. Pero el cónclave valenciano no fue fácil para Rajoy. Tanto Aguirre como el expresidente José María Aznar dejaron claro que no comulgaban con su forma de interpretar el ideario popular y que le marcarían de cerca. Rajoy hizo caso omiso a las advertencias, superó la votación que le permitió la reelección y eligió un equipo de fieles que, según lo que pensaba entonces, habría de ayudarle a librarse de las conspiraciones internas y alcanzar el poder.

Floriano afirma que lo que haga Bárcenas les "preocupa cero"

Paradojas de la vida, en ese grupo de elegidos estaba Luis Bárcenas, que recibió un cargo sin peso político pero enorme influencia y capacidad de presión: tesorero, después de llevar más de 20 años ejerciendo como ayudante de Álvaro Lapuerta en esos menesteres contables. El tiempo ha pasado desde aquel congreso y hay novedad: Rajoy está en La Moncloa y Bárcenas en prisión, amenazando con tirar de la manta y hacer saltar por los aires el prestigio del presidente y de su Gobierno si difunde los documentos que dice poseer para acreditar pagos opacos yfinanciación irregular en el partido. Bárcenas acude mañana al juzgado a aclarar si hubo financiación ilegal en el PP.

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