Las tensiones territoriales

#Fabricaindependentista

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ayer en su escaño del Congreso de los Diputados.

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ayer en su escaño del Congreso de los Diputados.

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A mediados de agosto, cuando en Catalunya ya se intuía que la Diada de este año daría que hablar, el conseller de Interior, Felip Puig, más discreto que nunca pero sagaz como siempre, afirmó que Mariano Rajoy, Cristóbal Montoro y María Dolores de Cospedal, son una «fábrica de independentistas». Seguramente, si le preguntasen hoy, Puig añadiría a esta lista al ministro de Educación, José Ignacio Wert, cuyo lapidario no desmerece al de la retirada Esperanza Aguirre. «Nuestro interés es españolizar a los alumnos catalanes», proclamó ayer el titular de Educación durante la sesión de control en el Congreso. La afirmación encendió las redes sociales, donde proliferaron las muestras de agradecimiento al ministro por su contribución a la causa independentista. Hubo incluso quien recuperó una viñeta publicada en plena guerra civil en el semanario satírico L'Esquella de la Torratxa en la que un general franquista pronunciaba una consigna prácticamente idéntica a la de Wert.

La Generalitat tampoco se anduvo con chiquitas y reprochó al ministro su «visión preconstitucional de España». El Ejecutivo de CiU, inmerso ya en campaña, enmarcó el propósito de Wert en una estrategia del PP para cambiar el modelo de Estado. Y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, le dio más argumentos cuando, al ser preguntado por las palabras de su ministro, evitó desautorizarle y se limitó a expresar un deseo compartido: «Quiero que todo el mundo se sienta orgulloso de ser catalán y español». No añadió más leña, pero tampoco apagó el incendio.

LOS MATICES / Así, lo más parecido a un desmarque de Wert lo protagonizó el presidente de los populares vascos, Borja Semper, al señalar que en las escuelas no hay ni que españolizar, ni vasquizar ni catalanizar, sino formar en «libertad» ciudadanos «críticos». El socialista Eduardo Madina apuntó que este es un ejemplo claro de cómo los nacionalismos se retroalimentan. «Son el mismo producto en diferente envase», tuiteó. El PSC fue más allá y promoverá en el Congreso la reprobación de Wert.

El ministro, por su parte, se extrañó por la noche en Onda Cero del revuelo que había causado por unas declaraciones que definió como «de sentido común» y sólo reconoció que «españolizar puede ser usado como arma arrojadiza», aunque añadió: «De vez en cuando merece la pena revolver las aguas del discurso soberanista».

Mientras, un día después de que la Cámara baja rechazase con los votos de PP, PSOE y UPD una propuesta de ERC para facultar a la Generalitat a convocar un referendo sobre la independencia, el Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) del Govern presentó un sondeo que concluye que tres de cada cuatro catalanes son partidarios de una consulta de este tipo (un resultado muy similar al de la última encuesta del GESOP para EL PERIÓDICO). Los electores más favorables son los de Iniciativa (96%) seguidos por los de ERC (92%) y CiU (83%). El 60% de los votantes del PSC son partidarios de un referendo, un porcentaje que ayuda a entender las dificultades de este partido para fijar su estrategia. Quizá este sea también uno de los motivos por los que la encuesta del Govern pronostica que, en intención directa de voto, el PSC podría sufrir un batacazo sin precedentes y que CiU rozaría la mayoría absoluta.

La federación nacionalista, con la inestimable ayuda de ERC, que fue quien logró que el martes todos los partidos fijasen posición en el Congreso, ha logrado que la (pre)campaña se centre exclusivamente en el debate territorial. Ni el día en que otro sondeo, en este caso elaborado por la Diputación de Barcelona, constata que casi un 22% de los catalanes son pobres. Esta cifra representa un aumento de casi cinco puntos respecto al 2006. Es «la crudeza de la realidad», como resumió la delegada de atención a las personas de la Diputación, Mercè Conesa.

El calendario, a las puertas del Doce de Octubre, tampoco ayudará a sosegar el debate del autogobierno. Defensa ha contribuido a atizarlo con el espot que realiza con motivo del desfile de las Fuerzas Armadas porque este año lo ha dedicado a resaltar la «unidad» de España, el «esfuerzo común» y la «fiesta de todos». En anteriores ocasiones, había aprovechado el anuncio para promover las misiones humanitarias del Ejército.

A ello hay que sumar la controversia (forzada ) por las maniobras de unos F-18 por el cielo del Ripollès. En todo caso, para aplacar la presión, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, rechazó ayer la posibilidad de que el Gobierno envíe a efectivos del Ejército o la Guardia Civil para intervenir en Catalunya y consideró «fuera de lugar» las declaraciones del eurodiputadopopular Alejo Vidal-Quadras en las que sugirió enviar algún tipo de contingente para frenar las aspiraciones secesionistas.

Este 12-O será algo menos festivo en Catalunya porque algunos ayuntamientos, escuelas y tiendas abrirán como gesto reivindicativo a favor de la independencia. Eso sí, la mayoría de los catalanes (Trànsit prevé que medio millón de coches salga del área metropolitana) desafiarán a la crisis y a la previsión de lluvia para disfrutar del puente.