OPERACIÓN ATALANTA

El príncipe Felipe y Morenés visitan la misión que lucha contra la piratería en el Índico

El ministro de Defensa defenderá ante la UE la posibilidad de que se ataque a los piratas en tierra

El Príncipe saluda a efectivos de la Unidad de Guerra Naval Especial (UGNE), a bordo del buque 'Patiño', este miércoles, en aguas del Índico.

El Príncipe saluda a efectivos de la Unidad de Guerra Naval Especial (UGNE), a bordo del buque 'Patiño', este miércoles, en aguas del Índico. / msr

MAYKA NAVARRO / Yibuti (enviado especial)

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El príncipe Felipe y el ministro de Defensa, Pedro Morenés, han aterrizado esta mañana en Yibuti, el Cuerno de África, para visitar la misión que combate la piratería en aguas del Índico. Este era el único escenario internacional con presencia militar española que al Príncipe le quedaba por visitar, aunque nada más subir al avión recordó que en su día tampoco pudo visitar la del Chad, que apenas duró un año, y la humanitaria de Haití tras el devastador terremoto. Su último viaje a las tropas en el exterior fue en diciembre del 2008, cuando estuvo en el Líbano. En julio de ese mismo año, visitó Afganistán. 

Morenés también tenía pendiente la visita a esta misión en África, tras el viaje a Afganistán y el Líbano que realizó en enero pasado.

España es, con Francia, la principal impulsora de la Operación Atalanta, en la que están desplazados 400 militares y que el año pasado supuso un coste de 100 millones de euros a las arcas del Estado. El ministerio de Defensa aporta a la zona el buque de avituallamiento Patiño, el patrullero Infanta Elena y el avión de patrulla martítima P-3 Orión, con base en Yibuti. Desde diciembre y hasta el mes que viene, el mando de fuerza de la misión lo ostenta el contraalmirante español Jorge Manso Revilla.

La implicación española en la misión se entiende por la presencia en aguas del Índico de la flota atunera vasca, que en los últimos tiempos ha podido incorporar seguridad privada en sus embarcaciones, lo que ha hecho descender notablemente el número de secuestros.

No hay retirada prevista

Según los últimos datos de la Unión Europea, los piratas tienen actualmente secuestradas a 213 personas, sin contar a las dos cooperantes españolas secuestradas en Kenia en octubre pasado y que se sospechan que están retenidas en un campo de refugiados de Somalia. Salvo ellas dos, ninguno de los secuestrados en manos de los piratas es español. Aún así, el Gobierno no se plantea una retirada, y una reducción solo sería posible si se consigue implicar a otros países europeos para que tomen el mando, algo que con la actual coyuntura económica y el recorte generalizado en los gastos de Defensa, parece improbable.

En cualquier caso, Morenés quiere impulsar la misión, no aportando más dinero, que no puede, sino intentando que esta sea más eficaz. De esta manera, España defenderá el viernes ante la Unión Europea la posibilidad de que se ataquen a los piratas en tierra, destruyendo sus bases logísticas en la costa. La semana pasada el Gobierno somalí autorizó a la UE los ataques en tierra, y ahora falta que los socios comunitarios decidan cómo hacerlo en el transcurso de una reunión que se celebrará a finales de esta semana. La postura del ministro de Defensa será clara, porque entiende que no solo hay que hacerlo para restar efectividad a los piratas, sino que no será difícil. Los servicios de inteligencia tienen perfectamente localizados los enclaves de las bases piratas en la costa.

El pasado 12 de enero, el Patiño, buque insignia de la fuerza naval europea desplegada en el golfo de Adén, sufrió el último ataque pirata. Tras un intercambio de tiros, seis piratas fueron apresados y llevados a bordo, más tarde fueron llevados a España, donde esperan ser juzgados. Este miércoles, el Príncipe escuchará el relato de los hechos en directo.

Un centenar de piratas detenidos

Desde el inicio de sus operaciones, EU NAVFOR ha entregado 117 presuntos piratas para que sean juzgados en diferentes países. La gran mayoría están en Kenia. La presencia de las fuerzas navales ha ido acompañada de una reducción en el número de secuestros. En el 2010 los piratas somalís protagonizaron 219 incidentes que acabaron en 49 secuestros de barcos, una tasa del 22,3%. El porcentaje se redujo al 11,8% en 2011, cuando hubo más incidentes, 237, pero menos secuestros, 28.

Las dificultades no parecen disuadir a los piratas, que aunque cada vez secuestren menos, esta actividad sigue siendo un importante reclamo para muchos jóvenes que carecen de alternativa en Somalia. En el 2010 obtuvieron 79,8 millones de dólares por 25 rescates. El año pasado la cifra casi se dobló y llegó a los 146,2 millones por 30 rescates.