EL PRESUPUESTO de la jefatura del estado

El sueldo del Rey triplica el de Rajoy

PATRICIA MARTÍN
MADRID

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La presunta implicación del yerno del Rey, Inaki Urdangarín, en un caso de corrupción y el consiguiente deterioro de la imagen de la Corona ha desencadenado que, por primera vez en 32 años, la primera institución del Estado accediese a revelar el salario del Rey. Juan Carlos percibe anualmente 292.752 euros brutos (la mitad en concepto de salario y el resto en complemento denominado «gastos de representación»). El Príncipe cobra la mitad (146.376 euros) y la Reina, Letizia y las infantas Elena y Cristina, 357.000 euros a repartir entre las cuatro. Eso sí, aquellos ciudadanos que querrían saber cuánto se gasta la familia real en viajes, vestidos o peluquería, se quedarán sin saberlo porque la Casa del Rey, tal como había advertido, no facilita el escrutinio que posibilitan otras monarquías como la británica.

La retribución de Juan Carlos puede resultar excesiva en el actual contexto de crisis y en comparación con otros destacados representantes públicos. El Rey percibe, por ejemplo, el doble que el Gobernador del Banco de España y más del triple que Mariano Rajoy. La partida destinada a pagar el salario del presidente del Gobierno en los presupuestos del 2011 es de 78.000 euros brutos. De todos modos, si la asignación a la Casa del Rey se contrasta con los gastos de otras jefaturas de Estado -tanto monarquías como repúblicas- de los países del entorno, la española sale bien parada, tal y como resaltaron fuentes de la institución. En otros estados sucede, además, al igual que en España, que las retribuciones de los jefes de Estado son mucho más abultadas que las de los primeros ministros. El Rey de Bélgica, Alberto II, por ejemplo, recibe 1,8 millones al año, mientras el primer ministro belga ingresa 212.000 euros.

LAS PARTIDAS INCLUIDAS / Cabe destacar que Casa del Rey no ha desglosado todos sus ingresos puesto que se ha limitado a los 8,4 millones que este año ha recibido de las arcas públicas para el «sostenimiento» de familia real y el «funcionamiento» de la institución. Otras partidas de calado, como la seguridad o los viajes oficiales, se sufragan con los presupuestos de varios ministerios y por lo tanto no han sido revelados. De nuevo los 8,4 millones de euros resultan exiguos si se ponen al mismo nivel que los 49 millones que recibe la monarquía británica, pero la comparativa en este caso no sería justa porque los gastos no son parejos.

La Casa del Rey colgó la información a mediodía en su web y previamente ofreció, por boca del secretario general del organismo, Alfonso Sanz, un explicación a los periodistas que cubren habitualmente la información referente a la institución. El denominado «desglose presupuestario» tiene una extensión de 21 páginas, pero solo cinco contienen novedades.

Entre ellas, que el 9,6% de la asignación se destina a las retribuciones de los integrantes de la familia real. Además, se incluye una explicación histórica del salario del Rey. En 1979 dicha dotación ascendió a 10 millones de las antiguas pesetas. Al año siguiente, tras una consulta a la Dirección General de Tributos, se acordó que Juan Carlos recibiría el 6% de la asignación anual para la Casa del Rey. Posteriormente, en 1988, un real decreto estableció que su retribución sufriría el mismo incremento o descenso de los salarios de los altos cargos del sector público. Por lo que este año, en aplicación de las políticas de austeridad, ha percibido un 15% menos.

LOS COMPLEMENTOS / La Casa del Rey explicó que los gastos de representación que aparecen en el capítulo retributivo deben considerarse como un complemento salarial que data de 1979 y que no se tiene en cuenta en el día a día de la contabilidad puesto que el Rey recibe íntegramente los casi 300.000 euros a principios de año y los distribuye como considera oportuno.

El Monarca tiene además plena capacidad para repartir el resto de los 8,4 millones, asignación que está sometida al escrutinio de un interventor de Hacienda pero no a la del Tribunal de Cuentas. Fue por tanto Juan Carlos quien decidió que su hijo percibiría la mitad que el Jefe del Estado y es quien divide anualmente la partida para los gastos de representación que reciben la Reina, Letizia y las infantas. Este año se ha repartido 375.000 euros entre las cuatro, con diferente cuantía. Cristina y Elena, al participar en menos actos oficiales, han percibido una cantidad menor no cuantificada por la Corona. Eso sí, la institución quiso dejar claro que ni Urdangarín ahora, ni Jaime de Marichalar cuando estuvo casado con Elena, han cobrado jamás de la Casa del Rey.

El Duque de Palma fue apartado de la representación de la Corona, a mediados de este mes, por su comportamiento poco «ejemplar». Y el Rey, tanto en su discurso de Nochebuena como en su intervención en la apertura de las Cortes, ha querido marcar distancias con su yerno al pedir «honestidad» a los representantes públicos y que la justicia «sea igual para todos». La publicación de las cuentas es un gesto más cara a demostrar que se trata de una institución «transparente».

Todos los miembros de la familia real pagan impuestos y tributan al menos el 40% de su salario, en el caso del Rey, y el 37% si se trata del Príncipe. Eso sí, no abonan cuotas de la Seguridad Social aunque Juan Carlos ha hecho uso de los hospitales públicos por ejemplo cuando se le extirpó un nódulo en el pulmón en el Hospital Clínic de Barcelona.

LOS INCENTIVOS / El capítulo mayor del gasto (más de cuatro millones) corresponde, al igual que sucede en la mayoría de administraciones, a los gastos de personal (que no incluye a la familia real). Tan solo 18 cargos de confianza del Monarca perciben íntegramente el salario de la asignación real, el resto de casi 500 trabajadores (entre chóferes, jardineros, etc.) cobran de diferentes ministerios pero reciben «incentivos al rendimiento», que suman 2,8 millones, como plus por libre disposición. Por último, la partida destinada a gastos de mantenimiento y actos protocolarios supone 3,2 millones.

El desglose por capítulos supone una descripción de trazo grueso del gasto de la jefatura del Estado, especialmente si se compara con la monarquía británica, la más transparente, que hace público inversiones pormenorizadas como por ejemplo el consumo de botellas de vino al cabo del año. Los partidos de izquierda reclaman además la difusión del patrimonio del Rey, reclamación que la Corona, de momento, parece no dispuesta a satisfacer.