Una conferencia previsible

La conferencia exprés para impulsar y facilitar el final de ETA, según el guion de la mediación internacional que siempre defendió el mundo de los independentistas radicales, ha cumplido el papel que se esperaba. Ha aprobado una declaración de tono diplomático, distante en el uso de los términos y confusa en algunas recomendaciones. Es un acompañamiento al proceso real que nos ha permitido a los demócratas avanzar en el logro de un viejo sueño.

Fue el bello sueño de losOnaindia, Lluch, Eguiguren, Pertur, Yoyes, Patxi Zabaletay otros, que corrieron riesgos y buscaron la paz a contracorriente en los tiempos que les tocó vivir. Y hoy se hace posible, no nos engañemos, gracias a la resistencia cívica frente al totalitarismo, a la acción policial, a la firmeza del Estado de derecho y al rechazo de las acciones de ETA por parte de la inmensa mayoría de la población. Es evidente que la democracia ha ganado la batalla a ETA por mucho que el PNV y los independentistas insistan en que no puede haber vencedores ni vencidos. ¿Que pensarían las víctimas si esto fuera así?

La deslegitimación social de ETA ha llegado unida a su profunda debilidad operativa. Algo queOtegiy otros dirigentes han captado a tiempo para buscar una nueva estrategia política a un movimiento independentista radical que estaba ante un callejón sin salida. Los mismos que ahora pretenden hacer de la necesidad virtud, presentándose en la conferencia internacional

-celebrada en la misma Casa de la Paz y los Derechos Humanos que hicimos realidad a pesar de sus desprecios- como los que traen la paz. No les debemos nada, al contrario.

Me preocupa el intento de sectores nacionalistas de anestesiar la memoria de la ciudadanía sobre lo ocurrido anteayer en Euskadi. Para ellos, la prioridad son los presos y la independencia. Por eso les resulta imprescindible pasar la página de la historia reciente. Para no dar explicaciones ni hacerse autocrítica por sus años de acoso a la democracia y a todos los que no pensábamos como ellos. Para no reconocer el dolor causado, para no pedir perdón.

Y tras la conferencia de San Sebastián, ¿qué? El País Vasco corre el riesgo de padecer en los próximos años la tensión desde los dos extremos: el PP y los independentistas radicales. Unos con la pretensión de convertir Guipúzcoa en un laboratorio de conflictos, en un territorio sin memoria, amenazando con abrir una nueva confrontación con el Estado y entre vascos por la independencia. Los otros amenazando con ilegalizar a Bildu o cuestionando los siguientes pasos a dar en materia de pacificación, además de volver a la retórica de España.

Acuerdos necesarios

Resultan imprescindibles los acuerdos entre los grandes partidos en relación con el acercamiento y la reinserción social de los presos. El PSE-EE tiene su posición clara y así lo ha expuesto con crudeza y pasión por la paz y la libertad en esta conferencia internacional sobre la pacificación. Ya sabíamos que no íbamos a coincidir ni con los independentistas ni con los populares, porque el futuro de una izquierda de cultura federal está en eltercer espaciopara la política vasca.