Los equilibrios del Ejecutivo catalán

CiU y ERC buscan su reconciliación para el debate de política general

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, antes de iniciarse la reunión semanal del Consell Executiu, ayer en el Palau de la Generalitat.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, antes de iniciarse la reunión semanal del Consell Executiu, ayer en el Palau de la Generalitat.

JOSE RICO / FIDEL MASREAL
BARCELONA

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Como si el verano (y la cercanía electoral) hubiesen hecho olvidar las rencillas de tiempos pasados y algunos más recientes, CiU y ERC ya han puesto en marcha el proceso de deshielo de sus relaciones cara al otoño que acaba de comenzar. Sus primeros espadas en el Parlament, Oriol Pujol y Joan Puigcercós, compartieron ayer un almuerzo que terminó con la predisposición mutua a llegar a acuerdos a corto y medio plazo. Para empezar, ambos partidos tienen la intención de acordar varias resoluciones para el debate de política general, que tendrá lugar la próxima semana. La segunda etapa será la comisión del pacto fiscal, en la que nacionalistas y republicanos tienen muchos puntos en común y están dispuestos a consensuar las conclusiones. La guinda del pastel sería una alianza para los presupuestos, aunque la nueva Esquerra quiere comprobar, con los dos pasos anteriores, si la buena voluntad de CiU, una actitud muy distinta a que mantuvo en la negociación de las últimas cuentas, es un gesto sincero a se esfumará pasado el 20-N.

Pujol y Puigcercós se levantaron de la mesa con el compromiso de intercambiarse papeles a lo largo de esta semana. En concreto, se enviarán sus respectivas propuestas de resolución para el debate de política general. Aunque ayer no se trabajó sobre documentos escritos, Convergència y Esquerra coincidieron en la necesidad de acordar un texto de claro respaldo al sistema educativo de inmersión lingüística, frente a los envites judiciales, y otro que reivindique un nuevo modelo de financiación para Catalunya, en la línea del concierto económico.

PALABRA CLAVE / Esa es la palabra clave que ERC pretende arrancar a CiU. Lo advertía la portavoz republicana en el Parlament, Anna Simó: el Govern tendrá que «dejar atrás» los «debates nominalistas» y asumir algo más que un pacto fiscal. La comisión encargada de proponer un nuevo sistema de financiación elevará sus conclusiones el 31 de octubre, y ese será el mejor termómetro para que Esquerra verifique la ambición del Ejecutivo de Artur Mas en esta materia. Un compromiso que comenzará a visualizarse la semana que viene, ya que, según fuentes republicanas, Puigcercós combinará en el debate parlamentario una dosis de crítica al Govern con un tono «propositivo». En su última intervención en la Cámara catalana como líder de ERC, censurará la «falta de rumbo y liderazgo» de Mas, pero tenderá la mano alpresidentcon la propuesta de que su Gabinete asuma el concierto económico como «hoja de ruta».

Además de la lengua y el pacto fiscal, Pujol y Puigcercós también hablaron de una posible resolución que reitere el derecho de autodeterminación de Catalunya. Este debate ya ha estado presente en el Parlament esta legislatura. A raíz de la consulta independentista de Barcelona, CiU, ERC y Solidaritat Catalana sumaron sus votos el pasado marzo para aprobar una moción que refrendaba el derecho a decidir. Era el cuatro texto similar que veía la luz en dos décadas. Seis meses después, puede que haya una quinta vez.

La federación nacionalista sostiene que su voluntad de explorar acuerdos con ERC es sincera y tiene un objetivo: preparar el terreno de la estabilidad parlamentaria ante una eventual mayoría absoluta del PP en las elecciones generales, una hipótesis que, automáticamente, pondría mucho más caro el precio del apoyo de los populares catalanes a Mas.

SIN GIROS BRUSCOS / Pero el Govern y CiU quieren evitar la imagen de la dependencia de un solo socio. Por ello, ayer, Pujol también se entrevistó con el jefe parlamentario del PSC, Joaquim Nadal, para explorar vías de encuentro en cuestiones como las leyes ómnibus. Voces autorizadas de CDC apuestan claramente por grandes acuerdos de país con los socialistas catalanes, pero la fecha del congreso del PSC, del 16 al 18 de diciembre, hace inviable que antes, la federación nacionalista disponga de un interlocutor socialista definitivo para negociar la ley clave, los presupuestos.

En CiU se impone el discurso oficial de mantener la política de pactos variables con diversos grupos en función del tema que toque negociar. No en vano, los contactos con Esquerra no están exentos de la preocupación de dirigentes nacionalistas por si los republicanos mantendrán la disposición al pacto o dejarán a la federación en manos del PP de Alicia Sánchez-Camacho como única opción para sacar adelante las cuentas del 2012. Y es que las rencillas de tiempos pasados no son fáciles de olvidar.

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