siete diputados explican su voto

Nos hemos plantado. ¡Y que dure!

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JOAN TARDÀ (ERC)

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Que los republicanos mantengamos una oposición frontal a este acto de caciquismo parlamentario, producto de la conjura PSOE-PP, es una expresión de coherencia. Cuando los cargos electos de ERC prometen por imperativo legal, no llevan a cabo un ejercicio estético. Nunca hemos legitimado la Constitución porque impone la monarquía borbónica, convierte la lengua española en preeminente y nos niega el derecho a la autodeterminación y no reconoce al pueblo catalán como sujeto de soberanía. Pues que nadie se asuste. Actuamos de forma coherente... ¡Y que dure!

El sistema político posfranquista ni siquiera ha sido capaz de metabolizar el estado de las autonomías, hijo bastardo del texto constitucional parido bajo el chantaje de los militares en 1978. La derecha europea va diseñando cómo debe configurarse la sociedad europea poscrisis. La primera premisa para garantizar la acumulación de beneficios del capital debe ser el debilitamiento del Estado del bienestar, aunque que se tenga que pagar la prenda de la dualización de la sociedad. Y al abrigo, la FAES ha sabido hallar el catalizador para acelerar el proceso diseñado de renacionalización de España.

En consecuencia, hoy se ha consagrado constitucionalmente el gancho adecuado donde colgar las futuras leyes orgánicas necesarias para poder rebajar la mínima autonomía política de que disponen las comunidades. Aunque el PP no gozara de mayoría absoluta el 20-N, el simple hecho de que el ADN de esta reforma lleve también el sello del PSOE garantiza perdurabilidad al sistema español.

Fracaso de la socialdemocracia y triunfo de la derecha nacionalista española, es decir, nuevo jaque a la viabilidad social, económica y nacional de los Países Catalanes, lo que debe obligar al catalanismo a perder el miedo y plantear en el Parlament opciones firmes y decididas: concierto económico y derecho a decidir.