CITA CON LAS URNAS

El PSC afronta las elecciones municipales sin siglas, líderes y ahora tampoco lema

ALBERT OLLÉS / Barcelona

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Una campaña, un candidato. 735 candidatos, 735 campañas. Bajo esa regla de tres, el PSC abrirá en la medianoche de mañana una atípica campaña electoral en la que la estrategia de centrar todo el protagonismo en los alcaldables dejará en un segundo plano las siglas, la presencia en los mítines de los líderes nacionales del partido y del PSOE e, incluso, los eslóganes unitarios. A diferencia de las municipales del 2003, pocos meses antes de arrebatar el Govern de la Generalitat a CiU, en las que se apostó por el lema El millor per tu, el millor per tothom, y de las del 2007, donde la consigna escogida fue 'Noves idees', los socialistas catalanes han decidido en esta ocasión dar carta blanca a sus candidatos y no presentar ninguna propuesta que pueda servir de base común para confeccionar los carteles.

La dirección del PSC relativiza la novedad y recuerda que en las elecciones municipales, la estrategia de campaña del partido "nunca" ha sido homogénea y los alcaldes han gozado tradicionalmente de autonomía para diseñar sus propios materiales. Otro argumento es el de la proximidad y el alto grado de conocimiento de los regidores entre los habitantes de sus municipios, lo que aconseja electoralmente primar la imagen y el nombre del candidato por encima de la marca del partido. Y un tercer motivo consiste en localizar al máximo su mensaje electoral: el convencimiento de que en el uno contra uno, ciudad por ciudad, tiene muchas más opciones de derrotar a los candidatos de CiU.

El ejemplo paradigmático del tono de la campaña socialista es el del alcalde de Barcelona, Jordi Hereu. Tras ganar en las primarias su particular pulso con Montilla, el ahora candidato a la reelección acordó con la dirección del PSC su conversión provisional en líder del partido. Un nuevo rol que el equipo del regidor ha llevado hasta las últimas consecuencias, convirtiéndose en un portavoz omnipresente, ya sea de la ejecutiva, de los consejos nacionales e, incluso, en el Parlament y por el territorio. Ante las quejas de otros alcaldes con peso específico por este excesivo protagonismo, la dirección ha ido repartiendo juego entre los principales candidatos hasta el punto de que los primeros espadas del partido casi han desaparecido de la escena pública.

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