PASEO DE URNA EN URNA
Votar bajo toldo
Nueve meses después de la manifestación en defensa del Estatut, ha nacido en Barcelona un bebé en forma de consulta popular, en una jornada radiante, domingo solar de primavera
Josep Maria Fonalleras
Escritor
JOSEP MARIA Fonalleras
En el acto final de la plataforma Barcelona Decideix, su portavoz, Alfred Bosch, pidió que la providencia también se apuntara al éxito de la consulta popular. Fue en algunos momentos, él mismo lo reconoció, un poco cursi, como cuando calificó a los voluntarios de ángeles, cuando habló de la primavera de Barcelona o cuando formuló la frase«veni, vidi, vota». Pero, en cualquier caso, y no sé si por su ruego o por su insistencia piadosa, o por la intercesión de la Virgen de Montserrat (los monjes rogaron en el monasterio por el referendo), lo cierto es que las condiciones atmosféricas pusieron el primer peldaño para que la escalera independentista fuera subiendo a medida que se desarrollaba la jornada.
Invasión pacífica
Ayer fue, en Barcelona (y en el resto de Catalunya, hasta que se cerraron las urnas), un espléndido, colosal día de primavera, sin un calor asfixiante pero con ansias de aire libre, de paseo y vermut. Los organizadores de Barcelona Decideix tendrían que ofrecer algún tributo a la divinidad que sea para agradecer unas circunstancias tan favorables. Lo digo porque la mayoría de las mesas estaban pensadas para el exterior, con toldos y sillas de playa, o aprovechando bancos del parque, como en un colegio electoral del distrito de Les Corts.
Si hubiera llovido no sé si se había pensado en un plan B, pero lo cierto es que, en contraposición a las consultas consideradas legales, vinculantes y todo lo demás, circunscritas a la circunscripción cerrada de una escuela o de una casa de cultura, la invasión pacífica de los toldos tiñó de un color festivo el 10-A.
Muchos de los colegios exhibían toldos blancos, pero el más visitado, el más fotografiado, el más emblemático, era amarillo, al final de la Rambla, cerca del Museu de Cera y de las Drassanes, y también de la sede de la UGT, centro neurálgico del asunto. Allí, dos urnas que se exhibían como si fueran fragmentos del leño de la Vera Cruz donde murió Jesucristo. Es decir, como reliquias santificadas. Ya fueron expuestas en el acto celebrado en Las Arenas y ayer las trasladaron cerca del mar. La urna de la primera consulta de Arenys de Munt (Maresme) y la urna donde votó elpresident, Artur Mas, un día de estos, sin luz ni fotógrafos.
Poco antes de pasar por la Rambla, visité la sede de Òmnium y me encontré a un distinguido hombre de avanzada edad con una mancha señorial en la cabeza que me comentó la ilusión que le hacía votar («no em volia morir sense haver-ho fet per Catalunya!») y, además, hacerlo exactamente en el mismo lugar donde depositó su voto el presidente de la Generalitat. Si lo hubiera sabido entonces, le habría indicado que era mejor dirigirse a la Rambla de Santa Mònica. Allí hubiera podido escoger entre la reliquia histórica y el fetiche personal. Lástima.
Quienes no hicieron ni una cosa ni otra fueron tres tipejos de Falange Española que se presentaron a mediodía ataviados de azul, por supuesto, y con gafas de sol de esas que llevan algunos chulos y muchos fachas. Eran un cruce morfológico entre Torrente y José Antonio; eso sí, con más tendencia a la panza y el espectáculo.
Ambiente de parto
Aparte de este incidente casi folclórico, se daba la indiferencia de los turistas y el entusiasmo de los votantes, con padres que dejaban que sus hijos metieran la papeleta, con fotos para inmortalizar la jornada, con despistados que no sabían si se promocionaba la independencia o una carrera popular, con un helicóptero que un chico con camiseta radical atribuyó a la vigilancia de la señora Carme Chacón, con unatroupedemotards que discurrieron por el centro de la capital catalana con despliegue deesteladesy con una alegría luminosa en el ambiente, como de parto.
Una pareja comentaba con unos amigos, muy cerca del Fossar de les Moreres:«Esto ha sido un embarazo. Se engendró el 10 de julio y ha nacido nueve meses después, el 10 de abril». Lo que nadie sabe, por ahora, es si el bebé es niño o niña, ni qué perspectivas vitales tiene. Si evolucionará y crecerá y llegará a ser un día legal y vinculante, y todo lo demás, o si se quedará en la ilusión de un día esplendoroso de este abril que, como dijo el poeta, combina la memoria y el deseo. Y dijo el poeta también (fue T. S. Eliot) que se trata, por culpa precisamente de esa combinación, del mes más cruel.
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