SEGUNDA VOTACIÓN EN EL PARLAMENT

Mas sella por escrito con el PSC su investidura como 'president'

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CiU ha conseguido su objetivo: Artur Mas será investido hoy como 129º presidente de la Generalitat. Y el PSC puede exhibir como un triunfo el acuerdo por escrito alcanzado para facilitar su proclamación. Unos y otros niegan que se trate de un pacto para toda la legislatura aunque es evidente que establece una hoja de ruta que va más allá de la votación que tendrá lugar esta mañana en el Parlament. Así, los socialistas han arrancado compromisos al futuro Gobierno catalán que ellos mismos negaron a CiU durante los últimos siete años. Sirva de ejemplo la presencia de la oposición en las comisiones bilaterales entre la Generalitat y el Ejecutivo central. Es el precio que los nacionalistas pagan para poder tener al PSC como aliado preferente y así recurrir al PP solo como comodín. Los populares todavía confían en que Mas hoy introduzca en su discurso algún gesto que les permita abstenerse. Esquerra también espera un guiño después de que ayer los nacionalistas rechazasen algunas de sus condiciones.

El pacto sociovergente para facilitar la investidura de Mas empezó a fraguarse en una primera reunión en el Parlament entre el secretario general adjunto de CDC, Felip Puig, y el viceprimer secretario del PSC, Miquel Iceta. Durante todo el día ambos partidos estuvieron intercambiando distintos borradores hasta que a las siete de la tarde, en una cumbre en la que estuvieron presentes Mas, Puig y el democristiano Josep Maria Pelegrí, y por parte socialista, Iceta y el presidente del grupo parlamentario, Joaquim Nadal, se cerró el acuerdo. El encuentro, de hora y media, se celebró en el hotel Alimara, el mismo escenario en el que Esquerra siguió o, para ser exactos, sufrió el escrutinio de las elecciones autonómicas.

FIRMA Y FOTO / El pacto CiU-PSC ha quedado plasmado en un documento de dos páginas, con un total de 18 puntos agrupados en cinco ámbitos temáticos: lucha contra la crisis; políticas sociales; representación institucional; concertación social; política e institucional y, transparencia y calidad democrática. Para dar mayor solemnidad al acuerdo, tal y como pretendían los socialistas, esta mañana Oriol Pujol y Nadal rubricarán el texto. Entre los puntos a tener en cuenta destaca el acuerdo para que las reformas estatutarias o constitucionales tengan que plantearse a partir de un consenso previo entre ambos partidos.

Otro de los puntos señala que CiU no reformará la ley que regula los medios de comunicación que dependen de la Generalitat si no es con el beneplácito socialista. En la práctica esto significa que los actuales directivos de TV-3 y de Catalunya Ràdio probablemente permanecerán en sus cargos. Para regocijo de las cámaras de comercio y otros lobis empresariales, los dos grandes partidos han puesto negro sobre blanco su voluntad de consensuar las líneas estratégicas en materia de infraestructuras y vivienda.

Hay que tener en cuenta que en su momento CiU no firmó los pactos nacionales que el tripartito impulsó en estos dos ámbitos. El de vivienda por la cláusula impuesta por Iniciativa que establecía el alquiler forzoso de los pisos vacíos. Y el de las infraestructuras porque no constaba el trasvase del Ródano y por la falta de concreción en el trazado del cuarto cinturón. Los socialistas subrayan que, aunque sea de manera genérica, el futuro Govern se ha comprometido por escrito a «preservar» los modelos sanitario y educativo. Eso incluye el «modelo lingüístico» de la escuela catalana.

Este último acuerdo cobra valor teniendo en cuenta que ayer tres sentencias del Tribunal Supremo irrumpieron de pleno en las negociaciones y, si no condicionaron el acuerdo entre la federación nacionalista y el PSC, lo que es seguro es que se interpuso en los contactos de los nacionalistas con el PP. El Supremo que, como en otras de sus resoluciones dio pie a todo tipo de interpretaciones, cuestiona la constitucionalidad de uno de los grandes acuerdos de país, la inmersión lingüística, el modelo que se aplica en la educación catalana desde hace 27 años y del que solo reniegan los populares y Ciutadans.

Fuentes del PP insistieron ayer en que la decisión judicial no tiene por qué perjudicar a sus relaciones con el Ejecutivo de Mas aunque no escondieron su «sorpresa importante» por el acuerdo alcanzado entre CiU y PSC e interpretaron que puede esconder una «cierta complicidad» para facilitar la estabilidad a José Luis Rodríguez Zapatero. Los socialistas catalanes desvinculan su estrategia en el Parlament de los equilibrios del PSOE y remarcan que cada vez que Mas quiera contar con ellos deberá llamar a la puerta. La consigna en la sede del PSC sigue siendo la misma: «Gratis no se dará nada». Y menos a las puertas de las municipales. Con la mirada puesta en el mes de mayo, se ha conseguido que CiU se a comprometa a poner en marcha el Area Metropolitana después de estas elecciones.

Mientras, ERC intenta ganar el protagonismo que les ha restado las urnas y presionará a CiU para que se avenga a no tocar la ley catalana del cine, a constituir una ponencia para el concierto económico y otra contra la corrupción. Aunque no parece que Mas tenga la intención de contentar a los republicanos.