DEBATE SOBRE EL FUTURO DEL AUTOGOBIERNO

El Supremo sacude la negociación con una sentencia sobre el catalán

El tribunal da alas a los detractores de la inmersión lingüística con un confuso fallo

Felip Puig (CiU) sale del Parlament tras negociar con PSC y PPC, ayer.

Felip Puig (CiU) sale del Parlament tras negociar con PSC y PPC, ayer.

JOSE RICO
BARCELONA

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El punto 2.f. del acuerdo de investidura que suscribieron ayer CiU y el PSC establece que ambos partidos se comprometen a preservar el modelo educativo catalán y, como parte intrínseca de él, el sistema de inmersión lingüística. Nacionalistas y socialistas no discrepan en esta materia, por lo que, a buen seguro, en la inclusión de este precepto en el pacto pesó bastante la sentencia que había dictado horas antes el Tribunal Supremo (TS). Dicho fallo reinterpreta, de forma algo embrollada, la doctrina del Tribunal Constitucional sobre la inmersión lingüística, fijada en la sentencia sobre el Estatut, que avalaba el uso del catalán como lengua vehicular en las aulas. Los detractores de este modelo, vigente en Catalunya desde 1983, celebraron el dictamen como una victoria «histórica».

Según la textualidad de la sentencia, el Supremo ordena a la Generalitat que adopte «cuantas medidas sean precisas» para adaptar su sistema de enseñanza «con el objeto de que el castellano se utilice también como lengua vehicular o de aprendizaje, junto con el catalán». El fallo parte de la denuncia de tres familias que exigían la «reintroducción» del castellano como lengua vehicular, de forma «proporcional y equitativa» en todos los cursos de la enseñanza obligatoria. Pero el TS deja en manos de la Generalitat la responsabilidad de fijar el porcentaje de catalán y castellano en la escuela.

La resolución cayó en plena transición entre el tripartito y el futuro Govern, y 24 horas antes de que Artur Mas sea investido president. Este motivo, sumado a la enrevesada resolución, contribuyó a que la reacción de los grandes partidos mantuvieran una exquisita corrección. Más aún, el PSC y CiU, actual y futuro titular del departamento de Educació, coincidieron totalmente en su interpretación de la sentencia: la inmersión lingüística está a salvo.

El conseller en funciones del ramo, Ernest Maragall, afirmó que el fallo del TS no obligará a cambiar «ni una coma» la normativa escolar. El presidente del grupo parlamentario de CiU, Oriol Pujol, secundó esta tesis y anunció que la federación nacionalista «no renunciará» al modelo lingüístico en vigor. Ambos subrayaron que el Supremo se declara continuador de la doctrina del Constitucional, y que este no puso pegas en su día a la inmersión.

AVISO DE LOS JURISTAS / La sentencia sobre el Estatut estableció que el catalán puede funcionar como idioma «vehicular» de aprendizaje en la enseñanza, pero añadía que también podría serlo el castellano. De esta puntualización ya recelaron los juristas del Govern, que advirtieron del riesgo de que, como ha sucedido en este caso, la justicia dé la razón a aquellos padres que recurran el modelo lingüístico en las aulas.

Si el fallo pudo contribuir al entendimiento entre CiU y el PSC cara a la investidura de Mas, también podría acabar teniendo el efecto contrario con el PPC. Los populares, que no dieron todavía su al candidato nacionalista, aprovecharon para elevar el listón de sus exigencias. El portavoz del grupo en el Parlament, Enric Millo, reclamó a CiU que no actúe como un «antisistema» y cumpla la sentencia del Supremo.

Los conservadores tuvieron que subir el tono dialéctico contra Mas después de que a Ciutadans, rival en la brega antinacionalista, le faltase tiempo para presionarles a cuenta de la votación de hoy. Albert Rivera exigió a CiU que abandone la «insumisión» y dio por «muerto» el sistema de inmersión lingüística.