La participación

Una afluencia a las urnas más alta de lo previsto refuerza a CiU

ALBERT GARRIDO / Barcelona

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La abstención quedó ayer por debajo de la registrada en las elecciones catalanas celebradas en el 2006: 43,9%, entonces; 40,05 %, ahora. En cambio, el voto en blanco creció en casi un punto y pasó del 2,02% al 2,94%, esto es, casi el 50%.

Aunque el bloque de la abstención siguió siendo el más numeroso, la participación quedó muy cerca de la de 1999 -40,8%- y de la de 1988 -40,63%-, que dieron a CiU sendas victorias, y bastante por debajo de 1992 -45,13%-, que también dio el triunfo a los nacionalistas.

CAMBIOS EN EL CINTURÓN / El aumento de la participación entrañó en todas las comarcas una mejora de la posición de CiU, que desde anoche es la fuerza mayoritaria en todas ellas. La progresión nacionalista fue especialmente significativa en el cinturón de Barcelona, donde los socialistas solo retuvieron la mayoría en los municipios de L'Hospitalet, Sant Adrià y Cornellà. En los dos primeros, la participación subió de forma significativa, mientras en el tercero, del que José Montilla fue alcalde, el ascenso solo fue de cuatro décimas.

La abstención quedó por debajo del 30% en las ciudades de Sant Just Desvern y Sant Cugat. En ambos lugares, la victoria de CiU ya fue muy amplia hace cuatro años y fue similar a la tónica de otras ciudades, capitales de comarca, como Vic y Berga, donde la victoria nacionalista fue arrolladora.

UN SOLO COLOR / Esta constante se repitió en todas partes. Las cuatro circunscripciones experimentaron aumentos de participación con relación al 2006 que rondaron el 3%, al igual que en las cuatro capitales de provincia. El resultado final fue siempre el mismo: la candidatura ganadora fue la de CiU. En la circunscripción de Barcelona, la abstención fue parecida a la media catalana, en la de Tarragona se situó más de dos puntos por encima, y en las de Lleida y Girona, algo por debajo.

Un dato que se ha repetido en estas elecciones y en las anteriores es el de las comarcas que han registrado una abstención significativamente superior a la media: Baix Camp, Baix Llobregat, Baix Penedès, Garraf, La Selva, Tarragonès y Vall d'Aran. Por el contrario, el Montsià, el Vallès Occidental, Alt Empordà, Anoia, Baix Ebre y Baix Empordà han registrado una abstención que ha oscilado entre el 40% y el 41,5%.

PROTESTA, PERO MENOS/ Se han desmentido así dos vaticinios hechos por las encuestas y manejados por los estados mayores de los partidos: que la participación quedaría sensiblemente por debajo de las elecciones del 2006 y que esta circunstancia facilitaría la aparición de alguna nueva fuerza parlamentaria. La realidad ha sido muy otra: a pesar de una participación más alta de lo previsto, ha entrado en la Cámara Solidaritat per a la Independència, el partido de Joan Laporta.

Lo mismo cabe decir del voto en blanco, superior al de cualquier otra cita electoral, pero muy por debajo de lo pronosticado en algún momento. Si el voto en blanco puede interpretarse como la manifestación de un segmento de electores políticamente activos, pero que no se sienten inclinados a apoyar a ninguna de las candidaturas en liza, estos no alcanzaron el 3%, muy por encima del 2006, pero no se registró un aumento espectacular del partido de la desaprobación.

Aun así, si se observa la serie histórica desde 1980, se llega a la conclusión de que hasta ahora, a grandes rasgos, el aumento de la participación erosionó el voto en blanco. Y, sin embargo, en la convocatoria de ayer se rompió esta tendencia.