LA OTRA ENTREVISTA

José Montilla: "Leí 'El capital', y es un tocho y un tostón. Prefiero la Biblia"

XAVIER SARDÀ

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-¿Cuántas horas ha dormido hoy?

-Hoy algo menos de lo habitual. Yo duermo cinco horas... pero hoy solo cuatro. Para mí, la mejor hora del día es cuando está a punto de salir el sol. Cuando mucha gente aún duerme y hay una tranquilidad casi total.

-¿Tiene pesadillas?

-No, las pesadillas se dan en la vida real [sonríe]. Y son las peores. La crisis es un verdadero malson.

SEnDPresident y en campaña. La vida familiar seguro que se ve afectada. ¿Cómo están sus trillizos?

-Bien. Estudiando y creciendo. La verdad es que están bien.

-Hay algunas normas para educar a trillizos, ¿no?

-Por ejemplo, que no vayan a la misma clase. Es una recomendación que te hacen. Por eso dos van a una escuela y otro a otra, porque no había tres clases distintas en un solo centro.

-Dos de ellos estudian en una escuela alemana. Le han criticado por el hecho de que allí estudien muy poco catalán.

-No es verdad. El nivel de catalán que obtienen en la escuela alemana es perfectamente homologable al del resto de las escuelas. Y conste que estudiaban allí antes de que fuera president y ministro.

-Los trillizos tienen 10 años. ¿Qué le dicen cuando ven su imitación en Polònia?

-Hay uno que es más aficionado. Se parte de risa.

-¿Y usted?

-Esta temporada no he podido verlo [sonrisa de Artur Mas, el de Pòlonia].

-Venga, president, pero si hasta ha ido. Estuvo muy bien.

-Mire, yo pienso que no soy ese.

-Muy airoso no queda usted.

-No. Muy bien no queda nadie, ¿no?

-¿Ha llamado a TV-3 para protestar por algo?

-No, no hago como alguno de mis antecesores. Uno que fue muchos años president. Llamaba incluso para decir a los productores qué preguntas le tenía que hacer el entrevistador. Yo no he llamado nunca. Muchas cosas de TV-3 me gustan mucho y otras no me gustan nada.

-¿Por ejemplo? ¿Qué le pareció Adéu, Espanya?, el documental?

-No comparto la tesis de ese documental. Pero la cuestión es que TV-3 todavía tendría que ser más una televisión para públicos diversos, y para toda la sociedad catalana. Si alguna critica le haría, es que todavía tiene que ser más plural.

[Como dice las cosas con calma presbiteriana, las frases cobran en algunos momentos cierta crudeza. Cada pregunta va seguida de un instante de silencio por su parte.]

-Cuando se produjo la crisis del primer tripartito, desempeñó el papel de un cierto malo para defenestrar a Pasqual Maragall. ¿Era usted entonces el hombre de José Luis Rodríguez Zapatero?

-No [serio]. Pienso que al final ha quedado claro que las cosas no iban por ahí. Hay que recordar que el de-

senlace al que se llegó no era precisamente del agrado del presidente del Gobierno. Los hechos desmintieron esas apreciaciones. Yo vine de candidato porque se había roto un Gobierno y se avanzaron unas elecciones, y porque Maragall renunció a volver a presentarse. Yo era y soy el primer secretario del partido y quería agotar la legislatura estatal como ministro.

-¿Estaba ya enfermo Maragall cuando todavía era president?

-No soy yo quien tiene que responder a eso.

-Esa respuesta es afirmativa.

-No, no, no. Le digo que yo no lo sé.

-¿Cabe la posibilidad de que fuese así?

-No tengo la respuesta. No sé si otras personas le pueden responder.

-Hay que ver la que ha armado usted teniendo en cuenta que llegó a Barcelona cuando tenía ya 16 años. Si ahora recuerda ese momento, ¿qué imágenes le vienen a la cabeza?

-Era a primera hora de la mañana. Llegamos en un autocar de línea por las costas del Garraf. Veníamos desde Puente Genil, imagínese usted. Por fin llegamos a Poble Nou, que era el final del trayecto. Llegamos mi padre y yo, y nos fuimos a visitar al hermano de mi madre, que vivía por esa zona. Y luego, para Cornellà. Allí vivía una hermana de mi abuela. Y así empezó todo. Luego vino el resto de la familia.

-¿Cuántos hermanos?

-Éramos tres y ahora somos dos.

-Con el pequeño tuvieron un disgusto tremendo.

-No estaba bien. Su vida... [silencio] era complicada debido a las depresiones y el final fue trágico.

-Pese a los martillazos en las entrañas, la vida se obstina en seguir su argumento. Luego, el primer trabajo.

-Cobraba 340 pesetas a la semana. También hacía horas extras, todas las que podía. Era aprendiz en una empresa de artes gráficas. Después trabajé como aspirante administrativo en una empresa de componentes electrónicos.

-Y luego se me vuelve usted comunista, maoísta, medio hippy...

-Yo era Paco en el PCE internacional. Tenías que cambiarte el nombre por cuestiones de seguridad. Sí, era el típico progre, pero me criticaban porque llevaba pantalones de color rojo o verde manzana. La verdad, era poco ortodoxo.

-Un maoísta un poco lolailo. Después, la universidad, las manifestaciones y... los porros. ¿Fumó usted?

-No, no me gusta ni el tabaco.

-Ahora se habla de nuevo de legalizar las drogas.

-Eso solo es planteable si se llega a un acuerdo internacional. Si solo se legaliza en unos países, no funciona.

-Eran años de aventuras intelectualoides... ¿La Biblia o El capital?

-¿Sinceramente? Puede sonar a boutade, pero la Biblia. No hace falta ser creyente para leerla, pero sí para entender de dónde procede buena parte del mundo que tenemos y la cultura de la que formamos parte. El capital es un tostón. Lo leí, claro, pero es un tocho.

-Menudo lío entre la historia sagrada y la supuestamente real, oiga. ¿Cómo es el Rey?

-Muy divertido.

-Dígame que es simpático, pero ¿divertido?

-Lo es, y además es un gran comercial a la hora de defender los intereses políticos de España en el exterior. Políticos y comerciales. Hemos hecho muchos viajes. Tiene mucha curiosidad y de repente te dice: «A ver, explícame eso de nación de naciones» [sonríe].

-¿Cómo vivió usted las consultas soberanistas?

-No es de los temas que más me han preocupado, la verdad. Empezó en pequeñas poblaciones y, a media que las poblaciones son mayores, la participación es más baja. En fin, no tienen carácter institucional ni jurídico. Lo serio es la crisis.

-Ahora dicen ustedes que no han sabido contarle a la gente lo que han hecho estos años.

-Es así, hay toda una gestión que no hemos sabido explicar. En muchos ámbitos. De verdad, hemos hecho mucho y explicado muy poco.

-¿Devolver el 4,75% dentro de un año le quita el sueño? Claro que, según las encuestas, usted no será president. ¿De dónde saldrá el dinero?

-Pues se pagará como ahora pagamos los intereses de créditos que se habían pedido antes.

-Pero eso es como una bola de nieve que se hace cada vez mayor.

-No, eso lo hace todo el mundo. No nos estamos endeudando más de lo que ya habíamos previsto a principios de año.

-Porque fuera no nos dan ni un duro de crédito.

-Exacto. Antes el dinero se conseguía en los mercados exteriores que en mayo cerraron el grifo.

-¿No son suficientes los impuestos que pagamos?

-No. Entre otras cosas porque han caído los ingresos porque hay menos actividad económica. No se puede cortar el gasto en proporción a la caída de los ingresos porque los hospitales no se pueden cerrar, las ayudas sociales tienen que seguir...

-Tantas administraciones... ¿Para qué sirven las diputaciones?

-Primero hay que decir que la Constitución determina su existencia. Luego hay que pensar que en Catalunya hay casi mil municipios. Para coordinar lo que necesitan, las diputaciones son muy importantes. En Grecia han pasado de 900 municipios a 300. Por ley. Aquí nadie quiere perder su ayuntamiento, lo que me parece muy lógico.

-El señor Mas dijo que la fiscalía había entrado en la campaña electoral.

-No hace falta que yo defienda a la fiscalía. Es la estrategia de matar al mensajero para no dar explicaciones. Es envolverse en la bandera.

-Pero es que usted también se metió con el Tribunal Constitucional.

-Son cosas muy diferentes. Yo no cuestiono la legitimidad jurídica del Constitucional, a pesar de las filtraciones, a pesar de la manipulación del PP y de los magistrados fuera de plazo. Yo discrepo del contenido de la sentencia.

-Oiga, por cierto, casi llego tarde a esta entrevista. ¿El coche del president va a 80 kilómetros por hora por las rondas y los accesos?

-Sí, creo que es una buena velocidad. Piense en los accidentes, se han reducido. Eso es básico. Luego está lo de la reducción de la contaminación. Quizá por la noche y teniendo en cuenta la calidad del aire, pueda elevarse algo la velocidad.

Minutos después, sube a su coche.Adiós con la mano. Adéu?