A la sombra de Mas

No es un espejo, es la TV

RAFAEL DE RIBOT

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La agenda del candidato durante la campaña es un rompecabezas en el que la gracia no está en encajar todas las piezas, sino cuantas más mejor.Artur Masno siempre coincide con el criterio de sus colaboradores y con los compromisos que ellos adquieren, pero aunque sea a regañadientes, cumple disciplinadamente y con puntualidad con todos ellos. Es un individualista que sabe trabajar en grupo. Esto es lo que hará esta tarde, reservada íntegramente a preparar con su equipo el debate televisivo de mañana.

Masya estuvo ayer en TV-3, donde fue entrevistado porJosep Cuní, y volverá este domingo para intentar salir con vida del acoso al que espera que le sometan el resto de los candidatos. Si la estrategia deMasen un cara a cara conJosé Montillapasaba por medir su ímpetu para no aparecer avasallador, situarse en el centro de las críticas puede generarle una cierta empatía por parte de los telespectadores.

Si tenemos como referencia las audiencias de los últimos debates, no serán muchos los que se sienten ante el televisor; es más, los réditos políticos que puedan sacar los candidatos de sus aciertos serán pocos, pero él y todos los demás saben que pueden pagar caros sus errores.

La relación entreMasy el medio televisivo nunca ha sido fácil. El suyo ha sido un viaje que ha ido desde las parodias deToni Albà(La Cosa Nostra) hasta las actuales deBruno Oro(Polònia), un tránsito de la imagen de candidato teledirigido a político superficial y creído. Solo cuando ha dejado de preocuparse por cómo afectaba a su imagen la parodia ha logrado que no le haga sombra. Es de prever que en esta campaña no cometerá el mismo error de hace cuatro años y no hará un exorcismo público con la aparición en pleno mitin de su peluquero. Basta con que no repita demasiado la muletilla del«tot i que…».