La estrategia de los socialistas

Montilla alerta de que una alianza entre CiU y ERC fracturaría el país

Montilla espera a que le sirvan un café antes de participar en el acto del PSC con representantes de la cultura.

Montilla espera a que le sirvan un café antes de participar en el acto del PSC con representantes de la cultura.

NEUS TOMÀS / Barcelona

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Elpresidenty candidato a la reelección por el PSC, José Montilla, insiste en que no piensa orientar su campaña hacia el miedo a una victoria nacionalista, aunque, como subrayan algunos de sus adversarios, sus propios mensajes parecen contradecirle. El último lo lanzó ayer al advertir de que, en caso de que Artur Mas gane y opte finalmente por una alianza con ERC, Catalunya correrá el riesgo de sufrir una «fractura social». «Llevaría al país a un callejón sin salida», vaticinó en una rueda de prensa celebrada en la sede de la agencia Efe. Los estrategas socialistas saben que para despertar a su electorado -que, según el PSC, empieza a dar señales de vida- uno de los discursos que mejor puede funcionar es el temor a una deriva secesionista. Y eso que incluso Montilla reconoce que, gobierne quien gobierne, en la próxima legislatura todavía no hay una mayoría suficiente de catalanes dispuestos a recorrer el camino hacia la independencia.

El candidato del PSC reiteró ayer que su rival esconde sus intenciones, ya sea la estrategia respecto a futuras alianzas o lo que Montilla ha bautizado como el «programa oculto» de CiU. Porque si escoger como socio a ERC (el mismo partido que ha dado la presidencia a los socialistas durante siete años y que ahora está dispuesto a pactar con Mas) implicaría un peligro para la cohesión social y el encaje en España, aceptar los votos de los populares aunque sea para garantizarse la investidura no sería menos perjudicial para el país. «El PP tiene una actitud miserable y se dedica a fomentar el racismo», denunció mientras la candidata de los populares, Alicia Sánchez-Camacho, subía el listón y reclamaba que los inmigrantes que no tengan trabajo sean expulsados.

Preguntado por si, al final, la mejor coalición sería lasociovergencia, Montilla reconoció que un pacto de este tipo responde normalmente a situaciones de «crisis nacional» y añadió que este no es el caso de Catalunya. «Un pacto así no sería bueno para el país», asumió. Otra cosa sería, añadió, acuerdos concretos.

LA SOMBRA DE LA DUDA / El PSC no eludirá la presunta financiación irregular de CDC e intentará desgastar a Mas, aunque solo sea obligándole a hablar de ello. «Los catalanes se merecen una explicación de CiU sobre sus vínculos con el expolio del Palau de la Música. Que Mas diga qué hará si la justicia le desmiente. ¿Dimitirá como diputado?», subrayó.

Sibilino, sembró la sospecha sobre las adjudicaciones que, casi en tiempo de descuento, hizo el último Govern de Jordi Pujol, y citó dos de las más polémicas: la L-9 del metro y la Ciutat de la Justícia, las mismas que aparecen en la trama delcaso Millet. «No critico estas adjudicaciones, pero seguramente no debería haberlas hecho. Me gustaría saber a qué hipotecas se refiere ahora Mas. No acepto determinadas lecciones de responsabilidad», remató.

Un día después de la reunión de los barones del PSOE -a la que Montilla no acudió y en la que no se habló de las elecciones catalanas-, el candidato del PSC avisó de la trascendencia que el resultado del 28-N puede tener para el conjunto de España y, aunque sea una obviedad, recordó que para José Luis Rodríguez Zapatero no sería «una buena noticia» un mal resultado del PSC en las autonómicas o en las municipales.

Hoy, el balear Francesc Antich participará en el inicio de campaña; mañana, Ramón Jáuregui estará en Sabadell, y el fin de semana desembarcarán Alfredo Pérez Rubalcaba (el sábado, en Tarragona) y Zapatero (el domingo, en Viladecans).