La polémica desatada por unas declaraciones

El PP usa a González y Eguiguren como munición contra Zapatero

JUAN RUIZ SIERRA / GEMMA ROBLES / Madrid

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Desafina de nuevo la esforzada melodía que el Gobierno y el PSOE intentan entonar en política antiterrorista. Las notas discordantes de los últimos días, que dificultan que el espinoso asunto quede fuera de la confrontación política y no se hable de la hipotética vuelta de Batasuna a la legalidad, vienen del expresidente Felipe González y del presidente del Partido Socialista de Euskadi (PSE), Jesús Eguiguren. Es decir, del antes y el ahora, de lo que se hizo hace décadas y de lo que debe hacerse en el 2010, cuando ETA emite comunicados de alto el fuego.

El presente: Eguiguren, en el programaSalvados,de La Sexta, sostuvo que, por Navidad, ETA anunciará algo parecido a su cierre. «Eso es prácticamente el fin del terrorismo entendido como terrorismo que mata, con lo cual tú dices: '¿Cuándo es el fin de ETA?' Ya, ya», añadió. El pasado: «Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije que no. Y todavía no sé si hice lo correcto», explicó el expresidente del Gobierno en una entrevista publicada enEl País.

Y el PP se agarra a estos dos momentos para criticar al Gobierno y al PSOE (al antiguo y al nuevo) como generadores de «confusión» y responsables del GAL. Sostienen que hay un elemento común en ambas situaciones: el vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, de quien la número dos de los conservadores, María Dolores de Cospedal, dijo que ahora «tendrá que recordar sus palabras», en las que, continuó la dirigente popular, negó «hasta la saciedad» que hubiera «guerra sucia» contra ETA. «Estoy entre los que quieren a González», se limitó a decir ayer Rubalcaba.

TODO SIGUE IGUAL / El PSOE elude de-

sautorizar a González y Eguiguren e insiste en que nada ha cambiado, ni va a cambiar, en la lucha contra la banda. Sus principales dirigentes se reunieron ayer en la ejecutiva del partido. Fue un encuentro tranquilo, en el que se habló sobre todo del consejo territorial de hoy, en el que José Luis Rodríguez Zapatero explicará la reforma de las políticas activas de empleo. Marcelino Iglesias, secretario de organización del PSOE, salió después con sus respuestas ya escritas para las previsibles preguntas sobre el exjefe del Ejecutivo y el presidente del PSE.

Sobre el primero, que ha cosechado críticas de todos los partidos menos del suyo, Iglesias dijo que era «un hombre de Estado», cuya actuación fue «coherente con la ley», porque entre matar y no matar optó por esto último. Sobre el segundo: «Eguiguren tiene una visión más optimista que no compartimos». La cúpula socialista no se detuvo a opinar sobre las palabras de González, pero sí sobre las de Eguiguren, quien cada vez que expresa su convicción de que ETA está a punto de desaparecer recibe un toque de atención de algún peso pesado del PSOE, de Rubalcaba o del ministro José Blanco.

Según miembros de la ejecutiva, el consejero de Interior del Gobierno vasco, Rodolfo Ares, quiso tranquilizar a la cúpula socialista y dijo que las «especulaciones» creaban «falsas expectativas» y no eran «recomendables». Añadió que no iba a haber ningún «movimiento», ningún «cambio» en la política anti-ETA.

Hay algo en lo que coinciden PSOE y PP: Eguiguren va por libre y lo que cuenta es qué se hace, y no qué se dice. Lo cual no impidió que ayer, en su comité ejecutivo, Mariano Rajoy se quejara de las «informaciones confusas» sobre ETA que «provienen de la banda y de Batasuna, pero también del Gobierno y el PSOE».

PRUDENCIA / El líder conservador le dijo a los suyos que no iba a aceptar la mediación internacional porque «aquí no va a haber negociación» (una respuesta a un teletipo de Efe que aseguraba que el abogado surafricano Brian Currin llegó ayer a Euskadi), pidió «prudencia» a los socialistas y sostuvo que el «listón» de la lucha antiterrorista no puede «bajar». Lo cual, en el fondo, es bastante similar a lo que Ares decía en el PSOE más o menos a la misma hora.