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El yunque y el martillo

DAVID Miró

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La coincidencia temporal del paseo imperial deJosé María Aznarpor Melilla y el recurso contra la ley de acogida catalana de la defensora del pueblo (sic) dibuja los límites de un nacionalismo español lingüístico-territorial que, empecemos a admitirlo, se ha llevado por delante cualquier atisbo de reforma federalizante. El recurso deMaría Luisa Cava de Llano es el yunque jurídico-institucional mientras que el desfile deAznares el martillo que avisa a los herejes, a través de las imágenes del telediario. Y aunque lo segundo sea más visible (y más fácil de desacreditar, carne de chiste dePolònia), es lo primero lo que tiene enjundia, porque responde al pensamiento de las instituciones del Estado, que desde hace semanas tienen una nueva biblia en la que saciarse: la sentencia del Constitucional sobre el Estatut.

El fallo ofrece diversos flancos por los que atacar el autogobierno catalán, y el más débil es el lingüístico. No es, pues, casual que la primera estocada se dirija hacia él. Al cargarse la palabrapreferente, en relación al uso público del catalán, el TC ha abierto una brecha para desmontar todo nuestro edificio lingüístico, que está construido sobre este concepto nunca antes explicitado pero sí asumido: el catalán por encima del castellano en el ámbito público. En la sentencia, el TC admitía que las administraciones pueden tomar medidas para corregir desequilibrios producto de prácticas anteriores, y por eso se considera que la normalización lingüística es una situación pasajera, que acabará cuando se llegue a una situación de equidad. Pero ¿qué es una situación de equidad en el ámbito lingüístico? ¿Quién decidirá si se ha llegado o no? ¿Qué consecuencias tendrá para el modelo escolar, por ejemplo?

El recurso contra la ley de acogida es el primer paso de una ofensiva más amplia que, amparándose en la ambigüedad del fallo, tiene por objeto reafirmar la supremacía del castellano en los límites geográficos del Estado (que incluyen Ceuta, Melilla y las islas Chafarinas). Pero la sentencia tocaba otros temas, y aunque el cometido del tribunal fuese poner orden en el sistema autonómico, todo apunta a que será al revés. Caído el blindaje de las competencias, el fallo nos aboca a una guerra de recursos y contrarrecursos que amenaza con saturar al TC y hacer descarrilar el proceso autonómico, que hace años que muestra síntomas de ineficiencia e hiperpolitización. La recentralización se abre paso en la agenda madrileña mientrasJosé Luis Rodríguez Zapatero y sus adláteres miran hacia otro lado.

¿Y Catalunya? Ningún gobierno, y el catalán no es una excepción, puede vivir eternamente en la inseguridad jurídica y bajo sospecha. En algún momento la tensión saltará, y no hace falta que sea durante una visita de Chuck Norris Aznar.