la crónica

«A lo mejor vengo más»

TONI SUST
BARCELONA

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Sonriente y relajado, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó ayer a Barcelona, explicó con detalle todo lo que ha hecho por Catalunya y, con la misma sonrisa, se fue de nuevo, dejando tras de sí a algún convencido y no pocos escépticos. Talante en estado puro, el presidente del Gobierno parecía sorprendido por que se pueda llegar a considerar que los catalanes tienen algún motivo para no quererlo de corazón.

En el foro Tribuna Barcelona hubo pleno: medio millar de invitados. Empresarios como Salvador Alemany, presidente de Abertis y del Cercle de Economia; Salvador Gabarró, presidente de Gas Natural; Luis Hernández, presidente de Renta Corporación; Jorge Miarnau, presidente de Comsa-Emte, y Ricardo Rodrigo, presidente de RBA, entre otros. En cuanto a los políticos, asistió una amplia representación socialista, varios alcaldes metropolitanos y dosconsellers: la titular de Treball, Mar Serna, y el de Educació, Ernest Maragall. Y también otro presidente de Gobierno, el de Andorra, Jaume Bartumeu.

Presentaciones

A la llegada de Zapatero al acto, un centenar de personas esperaban en la calle para protestar. A unos metros de distancia, apenas alcanzaron a verbalizar sus quejas. Un solo ciudadano, sin otra voz que le apoyara, gritó repetidamente:«Som una nació».Una frase que ha tenido un protagonismo innegable en el proceso estatutario.

El presidente de la Generalitat, José Montilla, fue el encargado de presentar a Zapatero, y hubo un pequeño duelo por recordar quién era qué cuando se conocieron. Montilla relató que hasta el 2000 apenas conocía de vista a Zapatero. Y este recordó que la última vez que acudió a Tribuna Barcelona, Montilla recién empezaba comopresident.

Tras su intervención, el jefe del Ejecutivo afrontó alguna pregunta incómoda. Y se permitió un par de reproches a los autores de dos cuestiones particularmene espinosas. La primera fue sobre el recorte de inversión en infraestructuras en Catalunya. Un asistente lamentó que a estas alturas los catalanes tengan que viajar a Francia por una autopista de dos carriles:«Seré más breve que la pregunta», dijo el líder del PSOE, que calificó de «miniconferencia» otra pregunta que juzgó hostil.

En realidad, el más duro a la hora de preguntar fue un viejo conocido del presidente, capaz de tirarle un dardo considerable y arrancarle, a la vez, una sonrisa. Fue el periodista Luis del Olmo, quien empezó elogiando a Zapatero por tener el«coraje»necesario para presentarse«en el ojo del huracán».«Solo un político leonés podía hacerlo»,agregó en un elogio con trampa. Porque Del Olmo remachó así:«Yo no me creo nada. Me gustaría creerle, paisano, pero no le creo. ¿Se le está yendo Catalunya de las manos?».

«Empezaste muy bien, Luis, luego...», bromeó el jefe del Ejecutivo, que recordó que el periodista vaticinaba que él sería secretario general del PSOE años antes de que llegara la fecha.«A lo mejor vengo más»,afirmó argumentando que no rehuirá los problemas y que, si Catalunya lo requiere, redoblará su atención. Del Olmo fue más allá, y le preguntó si actuaría de otro modo con Montilla si no fuera de su partido, si reprimiría algunas de sus actuaciones. A eso Zapatero no respondió.

Buena estrella

«Que Catalunya se sienta escuchada. Que sienta de verdad que es respetada».De esta y de otras formas apeló el presidente a la necesidad de que Catalunya y España vayan de la mano y a la conveniencia de que no se atienda a los planteamientos independentistas. Y de paso quiso dejar constancia de que él y el Gobierno también lo pasaron mal por defender el Estatut durante su elaboración:«No fueron meses fáciles».

Zapatero exhibió su condición de optimista, su fama de tener buena estrella, de tener buena suerte, una virtud que de él destacó años atrás el propio Felipe González. El secretario general de los socialistas eligió una frase sumamente particular para resumir este estado de ánimo:«Me llevo bien con la vida».