Adiós a un arquitecto de la transición

Solé Tura recibe la cálida despedida de la ciudadanía

El Príncipe y Montilla en la capilla ardiente de Solé Tura.

El Príncipe y Montilla en la capilla ardiente de Solé Tura.

TONI SUST
BARCELONA

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Colas hasta última hora. El Palau de la Generalitat recibió ayer la visita de unas 4.000 personas que quisieron dar un cálido último adiós a Jordi Solé Tura, político ypadrede la Constitución, resistente a la dictadura franquista y recordado profesor de derecho. El primero en mostrar su respeto ante la capilla ardiente del fallecido fue el príncipe Felipe, a las cuatro de la tarde. Le siguieron políticos, representantes del mundo de la cultura y, en general, caras conocidas. Pero fueron, con mucho, las menos. Porque la inmensa mayoría de asistentes fueron ciudadanos de a pie que quisieron mostrar su afecto a Solé Tura.

Su hijo, Albert Solé, agradeció «el reconocimiento» a la figura de su padre, destacó la gran afluencia de gente, que agradeció y por la que se mostró sorprendido. Sin embargo encontró una explicación a que ayer tanta gente decidiera hacer acto de presencia en la plaza de Sant Jaume: «En los últimos años muchas personas me paraban por la calle para hablarme de mi padre y expresarme su frustración por no haber podido mostrarle personalmente su aprecio». Ayer pudieron hacerlo. Pese a su satisfacción, Solé hijo también tuvo algún reproche para el Ejecutivo catalán. En declaraciones a TVC, aseguró «las instituciones de autogobierno catalanes estabann en deuda» con la figura de su padre y a que este le faltó un reconocimiento institucional «fuerte, directo y contundente».

La capilla ardiente fue instalada por la tarde después de que el presidente de la Generalitat, José Montilla, y laconsellerade Justícia, Montserrat Tura, sobrina del fallecido, recibieran al féretro a su llegada al Palau de la Generalitat, que abrió sus puertas a las cuatro de la tarde a todo aquel que quisera homenajear a Solé Tura y las cerró a las ocho de la tarde. Hoy seguirá el reconocimiento: la capilla ardiente estará abierta de nueve de la mañana a mediodía. Después, el antiguo integrante del PSUC y del PSC será enterrado en el Tanatorio de Sant Gervasi.

DE LA VEGA / Una de las últimas personas que irá a despedir a Solé Tura será la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que lo hará, según la previsión, poco antes de las 11. Ayer se vio a políticos de todos los partidos. Acudió el vicepresidente del Govern, Josep Lluís Carod-Rovira; el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol; el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu; el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; el tambiénpadrede la Constitución y exdirigente de CiU Miquel Roca; el líder de ICV, Joan Saura; el síndic de Greuges, Rafael Ribó; la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho. También fueron los cantantes Joan Manuel Serrat y Marina Rossell, y el actor Ferran Rañé, entre muchas otras personalidades de todos los ámbitos.

Todos tuvieron palabras de cariño y reconocimiento, y predominó la impresión de que fue «un maestro», de derecho, de política y de principios. Así se refirió a él Camacho, que fue alumna de Solé Tura en sus clases de Derecho Constitucional durante dos años. Serrat destacó su «bondad y honestidad». Hereu lo consideró «un referente» y Pujol afirmó que el nombre del desaparecido se mantendrá vinculado a la transición y a la Constitución.

Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente del Gobierno explicó que representaba a su familia al «rendir homenaje a un español ilustre». Emocionado, el expresidente del Tribunal Constitucional Manuel Jiménez de Parga recordó anécdotas de medio siglo atrás, e incidió en el papel de docente del fallecido: «Fue mi primer colaborador en la universidad, en 1957. Se recuerda más que fuera político que profesor de derecho, no sé por qué. Es lo que realmente le interesaba y lo que más le había satisfecho».

LA JUVENTUD Y EL MARXISTA / Jiménez de Parga recordó que Solé Tura sufrío muchas trabas como profesor por su activismo político, y explicó cómo otro catedrático argumentaba su negativa a prestarle ningún apoyo académico: «No puedo entregar a la juventud a un marxista».