dISCREPANCIAS en el gABINETE

La política de 'Dragon Khan' que lastró al tripartito llega al Gobierno

Ángeles González-Sinde mira de reojo la felicitación de Zapatero a Trinidad Jiménez en la jura del cargo de las dos ministras, el pasado 7 de abril.

Ángeles González-Sinde mira de reojo la felicitación de Zapatero a Trinidad Jiménez en la jura del cargo de las dos ministras, el pasado 7 de abril.

ALBERT OLLÉS
MADRID

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Ser ministro de José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en un oficio de riesgo. La combinación del protagonismo de la Moncloa y las servidumbres de la actual minoría parlamentaria del Ejecutivo está resultando letal para cada vez más miembros del Gabinete, que ven como sus iniciativas acaban desautorizadas en público. Solo en los dos últimos días se han dado tres episodios de descoodinación.

El jueves, Zapatero dejó en evidencia en una misma rueda de prensa a la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y su plan antidescargas en internet, y al grupo socialista en el Congreso y su apoyo a la retirada de los crucifijos. Y ayer, De la Vega vetó la propuesta del PSOE de recuperar la ley que permitía al Tribunal Constitucional (TC) emitir un dictamen previo a la aprobación de normas como el Estatut. Una iniciativa, a la que se unió el PSC, que evitaría el riesgo de recortes después de una votación en referendo.

SIETE EPISODIOS / El problema se arrastra desde el inicio de la actual legislatura pero se ha ido agravando conforme esta ha ido avanzado y está consolidando una imagen de descoordinación que empieza a recordar alDragon Khandel primer gobierno tripartito catalán. Solo en el último semestre, hasta siete episodios diferentes de fuego amigo han resquebrajado la unidad de acción gubernamental. El liderazgo, hasta ahora indiscutido, de Zapatero en el Ejecutivo y el PSOE comporta que cualquier decisión de calado político empiece y acabe en el presidente

El trabajo más ingrato queda para los ministros y el grupo parlamentario, con la presión añadida de estar expuestos al correctivo público de la Moncloa si alguna de sus propuestas genera rechazo por su impopularidad. Eso le ha ocurrido a González-Sinde ante la rebelión de los internautas y a José Antonio Alonso, portavoz del grupo en el Congreso, en un tema de especial sensibilidad en España como el de la libertad religiosa. Por el mismo trance pasó este verano el ministro de Industria, Miguel Sebastián, en su apuesta por la energía atómica. Y la titular de Igualdad, Bibiana Aído, con la reforma de la ley del aborto en el apartado que negaba a los padres de jóvenes de 16 y 17 años el conocimiento del aborto de sus hijas.

GABINETE CON MÚSCULO / En otras ocasiones, la descoordinación tiene como causa la pérdida de peso político que sufren el PSOE y el grupo en el Congreso por la decisión de Zapatero de aportar músculo a su gabinete fichando a sus mejores efectivos. El papel que había jugado el ahora ministro de Fomento, José Blanco, en la dirección del PSOE es diferente al de su sucesora. Cuando el titular de la cartera de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, estaba al frente de los parlamentarios la coordinación del grupo con el partido y Zapatero también estaba más engrasada.

La coordinación recae ahora en exclusiva en la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega, pero no parece capaz de garantizar la unidad de criterio. Todo ello deriva en una excesiva multiplicación de portavoces y en mensajes confusos como los que rodearon el debate sobre la subida de impuestos prevista en los presupuestos del 2010 y el del subsidio de los 420 euros para parados de larga duración.

Esta última crisis incluyó otro punto de desequilibrio, el de las tensiones mal gestionadas entre ministerios que, en aquella ocasión, enfrentó a Trabajo y Economía para dilucidar el número potencial de beneficiarios. El secuestro del atuneroAlakranasacó a relucir este problema con toda su crudeza. Hasta tres ministros, Carme Chacón (Defensa), Francisco Caamaño (Justicia) y Miguel Ángel Moratinos (Exteriores), hicieron de portavoces del Gobierno en los 47 días de cautiverio.

TRIPLE DESAUTORIZACIÓN / A la postre, los tres fueron desautorizados, en mayor o menor medida, por De la Vega (de puertas hacia dentro) y por Zapatero (de puertas hacia fuera). El jefe del Ejecutivo llegó a reprender a Caamaño minutos después de que este informase a la prensa.

En el último episodio la vicepresidenta no tardó ayer más de 24 horas en tumbar la propuesta del portavoz del PSOE en la Comisión Constitucional, José MariaTxiquiBenegas, de recuperar las sentencias preventivas del TC para evitar que se repita el caso del Estatut, validado por las Cortes y por un referendo, pero cuestionado por los magistrados. De la Vega justificó su rechazo en el temor a que el PP utilice ese mecanismo para bloquear sistemáticamente la tramitación de las leyes que no comparte, como hizo en el pasado.