CONSECUENCIAS DEL 'CASO MILLET'

La fundación de Esquerra también exhibe sus cuentas

Vall (izquierda), con los republicanos Puigcercós y Portabella.

Vall (izquierda), con los republicanos Puigcercós y Portabella.

SARA GONZÁLEZ
BARCELONA

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La Fundació Trias Fargas sigue contra las cuerdas. La Josep Irla, entidad ligada a los republicanos, ha enseñado sus cuentas a este diario y se apunta al asalto a la institución convergente que el jueves capitanearon los socialistas al mostrar sus números para exigirle que aclare en qué se invirtieron los 630.000 euros que durante nueve años recibió del Palau de la Música. «¿Qué tipo de relación pueden tener una fundación musical privada y una de un partido? Todo es muy raro», afirma el director de la Josep Irla, Josep Vall. A pesar de que el presidente de la Trias Fargas, Joaquim Ferrer, se comprometió el martes, en un debate en Catalunya Ràdio, a mostrar los polémicos convenios, a día de hoy los convergentes se niegan.

ERC sostiene que la financiación de su entidad sin ánimo de lucro es la más transparente porque es la única que no acepta donaciones anónimas. La Josep Irla cuenta con un presupuesto anual de 2,5 millones de euros. El 70% de los ingresos provienen de las aportaciones que hacen los cargos electos del partido, con las que, además, desgravan impuestos. Sin embargo, este sistema no está exento de conflictos. Ejemplo de ello fue el escándalo que hace tres años salpicó a la dirección del partido por el envío de cartas a empleados de la Generalitat exigiéndoles el pago de cuotas al partido si querían mantener su trabajo.

CONVENIO DESCONOCIDO / El otro 30% de los ingresos de la Josep Irla obedecen a subvenciones que percibe de diferentes instituciones. Así, el Ministerio de Cultura le otorgó 77.000 euros durante el 2008. A diferencia de la Rafael Campalans y la Trias Fargas, la entidad de ERC no ha firmado ningún convenio con fundaciones privadas por los que reciba dinero. Más bien al contrario: la Josep Irla destina 6.000 euros cada año al Institut Ramon Muntaner, que se dedica a la difusión y el apoyo de proyectos de investigación y de promoción cultural de los centros e institutos de habla catalana.

A juicio de Vall, no hace falta que los convergentes exhiban sus cuentas porque seguro que «contablemente son correctas», pero sí que deberían, tratándose de una fundación «que hace una gran labor», desvelar ese punto negro de su expediente mostrando los convenios. De todos modos, para los republicanos el asunto huele a chamusquina. «Era un convenio desconocido. En 10 años nadie ha visto ni un solo acto organizado por ambas fundaciones o un papel con el logo de las dos», afirma. El director de la Josep Irla considera crucial justificar si realmente la fundación de CDC destinó el dinero del Palau a actividades de promoción de la cultura catalana o bien hubo «un trato de favor» por parte de la institución que presidía Fèlix Millet.

JUEGO DE PROVOCACIÓN / «Si hay alguna fundación que exhibe sus cuentas para provocar a CiU, que sepa que nosotros en el juego de la provocación no entraremos», afirmó el viernes el portavoz de CiU en el Parlament, Oriol Pujol, quien reiteró que todas las donaciones que recibió de la fundación del Orfeó y de una docena de constructoras fueron «perfectamente legales».

El resto de los partidos también han exigido a los convergentes que den la cara por el dinero recibido. «CDC tiene una deuda con el país y, en el caso de que no sea ético haber recibido este dinero, que lo devuelva», afirmó la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho. Los ecosocialistas, por su parte, instaron igualmente a los convergentes a dar explicaciones y reclamaron un cambio urgente de las leyes de financiación de partidos y fundaciones.