conferencia en el fÓrum europa

Montilla atribuye la desafección hacia España a los ataques del PP

Chaves, Alonso, Salgado, Montilla, Corbacho, González-Sinde, Caamaño y Garmendia.

Chaves, Alonso, Salgado, Montilla, Corbacho, González-Sinde, Caamaño y Garmendia.

ALBERT OLLÉS
MADRID

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Contagiado, quizá, por los aires castellanos, José Montilla no tuvo ayer pelos en la lengua a la hora de hablar en Madrid de la «desafección» de Catalunya hacia España. Aprovechando que visitaba el mismo foro en el que invocó por primera vez ese estado de ánimo, hace ahora dos años, elpresidentde la Generalitat alertó de la persistencia del progresivo proceso de desapego mutuo, aunque el reciente acuerdo de financiación con el Gobierno central le valió para exculpar esta vez al PSOE y centrar la responsabilidad en los ataques del PP y su entorno.

Agasajado por seis ministros, entre ellos la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, y el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, Montilla selló la paz con José Luis Rodríguez Zapatero y, tras reconocer las «tensiones, problemas y momentos difíciles» vividos durante el bloqueo del pacto de financiación, zanjó el conflicto interno al calificarlo de situación «normal» entre dos presidentes que defienden sus intereses. Liberado de la presión de maniobrar bajo el fuego amigo, se lanzó al ataque, pese a tener enfrente (o tal vez por ello) a un auditorio mayoritariamente hostil, y lamentó la «incomprensión mayor de lo esperada y razonable» y la «reacción adversa de una intensidad inusitada» con la que han chocado en los últimos años las aspiraciones catalanas, «escrupulosamente respetuosas con los canales constitucionales», de mejora del autogobierno, concretadas en el Estatut.

SOSPECHA Y RECELO / «La sospecha, la desconfianza y el recelo sistemáticos se han apoderado del debate público. ElEspaña se rompe y elCatalunya quiere quedarse con todohan renacido con nuevos bríos por parte de aquellos que lo activan o desactivan en función de sus intereses», añadió. Fue así como llegó al quid de la cuestión: la utilización de Catalunya, por parte del PP, para atacar al Gobierno de Zapatero. «Si pudiéramos eliminar el argumento Catalunya de la contienda política española del último lustro, se produciría un clamoroso silencio que provocaría vértigo entre la clase política», sentenció.

Elpresidentde la Generalitat echó un capote a sus socios del tripartito y exigió «respeto» a todas las formaciones políticas catalanas por defender sus posiciones dentro de los parámetros democráticos. Preguntado más tarde, de forma insistente, por ERC, Montilla fue incluso más allá al afirmar que Esquerra «no oculta» sus pretensiones independentistas y que él, pese a no compartirlas, evita descalificarlas «gratuitamente», al ser «legítimas». «Que no les quepa duda de que, a día de hoy, ponen mucho más en riesgo la permanencia de Catalunya en España algunos separadores de aquí [Madrid] que todos los que tienen como horizonte legítimo alejarse», advirtió.

Montilla dijo sentirse «dolido» con los que usan lacatalonofobia«más primaria» para sacar réditos políticos, ya que solo promueven el «odio». Según su opinión, «caricaturizar» a Catalunya y a sus fuerzas políticas como «chantajistas y depredadoras» cuando, en defensa de sus intereses, «negocian y acuerdan» es «falso, injusto e interesado».

«CATALUNYA QUIERE ESTAR EN ESPAÑA» / El líder del PSC cerró su intervención, por aquello de que lo cortés no quita lo valiente, asegurando que, pese a todo, Catalunya «quiere estar y seguir en España». Por ello, elpresident pidió «coraje» a los líderes políticos estatales para defender que lo que es «bueno para los catalanes también lo es para los españoles».