PERFILES DE UN CIUDADANO

Artículo de Antoni Bassas, periodista: 'Hombre de una pieza'

Enamoró a Sabadell sin propaganda ni demagogia

ANTONI Bassas

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Hace 10 años, días después de que dejara invicto la alcaldía de Sabadell, llamé a Antoni Farrés para pedirle que se incorporara a las tertulias de El Matí de Catalunya Ràdio. Me interesaba que todo el país pudiera compartir la honestidad de ese personaje de ademán duro, formas austeras y autenticidad de izquierdas probada. Me fascinaba la fuerza de una personalidad capaz de enamorar a Sabadell 20 años seguidos, sin abusar de la propaganda y huyendo de la demagogia.

Me costó convencerle durante una comida en Tramonti, porque, muy acorde con su rigor, consideraba que si se había retirado del servicio público no debía intervenir en el debate público. Y me contó con contenida indignación que venía de la oficina del Inem, y que cuando le preguntaron cuál era el último trabajo que había estado haciendo, a lo que había respondido alcalde, le contestaron que no tenía derecho a recibir la prestación por paro y que los años en el ayuntamiento no le contarían para la jubilación. No descansó hasta cambiar la ley. Al final accedió a venir a la radio y así empezaron 10 años de relaciones cordiales que terminaron el martes, cuando fui a visitarlo a su casa, horas antes del agravamiento final. "No es un resfriado, no". Era un cáncer de pulmón. Lo recuerdo, cada mañana, ante el estudio de la radio, acabándose el cigarrillo.

Hacía pocos días que había ido a visitarle el president Pujol. Me lo explicó muy contento. A veces, los adversarios son más generosos que los propios. Se las habían tenido, pero se respetaban institucional y personalmente.

Farrés se ha marchado querido por su círculo más íntimo y reconocido por sus conciudadanos. No podía dar un paso por Sabadell sin que alguien se le acercara a explicarle su último problema.

No fue así en su primer día de alcaldía, del que en abril se cumplirán 30 años. Había ganado por mayoría absoluta, pero los poderes fácticos de Sabadell no parecían encantados, precisamente, de tener un alcalde comunista. El teléfono no sonaba. Hasta que la plana mayor del Banc de Sabadell (a Farrés le dolía que el banco hubiera renunciado a la preposición) se presentó a rendirle pleitesía. Y le dijo a su gente: "Ya veréis como ahora vendrá todo el mundo". Efectivamente, a continuación desfilaron la Caixa de Sabadell, el Gremi de Fabricants, y todas las fuerzas vivas. Y así desde ese día.