La catalanidad

Ferrusola deplora que un andaluz de nombre castellano sea 'president'

Marta Ferrusola y su esposo, Jordi Pujol.

Marta Ferrusola y su esposo, Jordi Pujol.

LUIS MAURI
BARCELONA

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Ala esposa del expresident nacionalista Jordi Pujol, Marta Ferrusola, le molesta que el presidente de la Generalitat haya nacido en Andalucía, lleve un nombre castellano y además no domine el catalán como si fuera su lengua materna.

Así lo afirma Ferrusola en una entrevista concedida a Lo nuestro, revista del Grupo Teletaxi. "¿Le molesta que el presidente de la Generalitat sea andaluz?", pregunta el entrevistador. La esposa de Pujol responde: "Un andaluz que tiene el nombre en castellano, sí, mucho. Y, además, pienso que el presidente de la Generalitat ha de hablar bien el catalán".

Este es, en efecto, el retrato de José Montilla, president desde el 2006. Un hombre nacido en 1955 en un pueblo olivarero de la sierra cordobesa, emigrado en 1971 al cinturón obrero de Barcelona y que recibe cada semana clases de catalán.

UN EJEMPLO VIVIENTE

Montilla gusta de definirse como "catalán por elección y andaluz de nacimiento". Nunca ha tenido empacho en admitir sus problemas con la lengua de Verdaguer. Más de una vez, en el Parlament, cuando el PP o Ciutadans han acusado al Govern de perseguir u obstaculizar el uso del castellano, Montilla ha replicado poniéndose él mismo como ejemplo viviente de que es el catalán el idioma que está en inferioridad en Catalunya.

La oficina del president respondió ayer a Ferrusola con un laconismo que apenas lograba disimular la indignación: "Hay afirmaciones que no merecen comentarios". El PSC también prefirió abstenerse de polemizar con la esposa de Pujol. Entre los dirigentes socialistas se mezclaban dos sentimientos aparentemente --solo aparentemente-- antagónicos. De un lado, irritación por la negación de la catalanidad de Montilla (y de los catalanes procedentes de fuera de Catalunya). Y del otro, regocijo por haber pillado en un renuncio al adversario nacionalista.

INTEGRACIÓN Y ASCENSOR

El comentario de Ferrusola pone en entredicho el discurso oficial de CiU. En la campaña electoral que llevó a Montilla a la presidencia, tras algún eufemismo inicial, los nacionalistas evitaron criticar al socialista por su partida de nacimiento. Tal incorrección política no hubiera sido aceptable para la mayoría de los catalanes.

Luego, una vez investido president, los convergentes trataron de sacar alguna rentabilidad del asunto. Así, presentaron la ascensión de Montilla como el fruto de las políticas de integración impulsadas por los gobiernos de Pujol.

El propio Pujol hubo de salir ayer al paso de las palabras de su esposa. El expresident se desmarcó de ella y consideró que el hecho de que Montilla sea president "prueba la actitud integradora y el buen funcionamiento del ascensor social" de Catalunya. Y agregó que eso habla bien de Catalunya y de Montilla "porque su biografía es una importante contribución a las características positivas de nuestra sociedad".

En el 2003, tras la pérdida del Govern por parte de CiU, Ferrusola declaró que se sentía como si le hubiesen robado unos ladrones. Dos años antes, acusó a los inmigrantes de querer "imponer " sus costumbres y de solo saber decir "dame de comer" y, además, no saber decirlo en catalán.