Los Franco, contra la Xunta

La posibilidad de abrir el pazo de Meirás al público enfrenta a los herederos de Franco con la Xunta y levanta sospechas sobre cómo fue a parar al patriominio del general

ANTONIO SANGIAO / SANTIAGO DE COMPOSTEL.LA

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Cuenta una leyenda urbana que el jardinero del pazo de Meirás saludaba cortésmente a Francisco Franco diciendo: "Buenos días, don Claudio", hasta que el dictador, extrañado, le preguntó: "¿Pero por qué me llamas don Claudio?". El jardinero llanamente le contestó: "Es que yo no tengo confianza para llamarle 'claudillo'... de España".

Ahora son los Franco los que no tienen confianza en el Gobierno gallego y se cierran en banda ante la posiblidad de que el pazo de Meirás, una fortificación de su propiedad situada en la localidad coruñesa de Sada, sea declarado bien de interés cultural, lo que permitiría abrirlo al público cuatro días al mes.

La propuesta surgió de la alcaldía de Sada, actualmente en manos del Bloque Nacionalista Galego (BNG), y tuvo muy buena acogida por parte de la consejera de Cultura de la Xunta, Ánxela Bugallo, del mismo partido. El Gobierno gallego decidió enviar hace dos semanas a un grupo de expertos para que determinasen el valor histórico del pazo y realizasen un informe fotográfico. Pero se encontraron con las puertas cerradas a cal y canto. Un abogado de la familia Franco les explicó que era una propiedad privada y no había nada que evaluar.

Expediente a los herederos

La Xunta, sin embargo, argumenta que el pazo está incluido en el inventario del patrimonio cultural de Galicia desde 1991, lo que le da derecho a inspeccionar su estado de conservación. Por eso ha abierto un expediente a los herederos del dictador que puede suponer una multa de hasta 60.000 euros. Además, ha decidido recurrir a los tribunales para que obliguen a los Franco a permitir la inspección de la Xunta.

El Gobierno gallego cree que el pazo tiene un "evidente interés histórico y cultural". Recuerda que se trata de una edificación destruida durante la guerra de la independencia y que, a principios del siglo XX, fue restaurada por le escritora Emilia Pardo Bazán, quien organizó en su interior tertulias literarias a las que acudieron personalidades como Unamuno.

Tras la muerte de la autora de Los Pazos de Ulloa, la finca de Meirás fue comprada por suscripción popular y regalada por el pueblo de A Coruña al dictador Francisco Franco como residencia de verano.

Aunque la familia Franco ha evitado pronunciarse directamente sobre el asunto, otras voces se han alzado en defensa de sus intereses, como la del ex alcalde de Sada Ramón Rodríguez Ares, que dice que el pazo "es una propiedad privada, no un museo", y que "no está preparado para visitas". Ares cree que el inmueble carece de interés histórico y opina que solo la visitarían los "admiradores de Franco".

Legítimo obsequio

También teme que el BNG quiera destruir un escudo franquista de granito que se encuentra en su interior, que califica de "bellísima obra de arte", y apostilla que la propiedad fue un legítimo obsequio a Franco.

Para el diputado del Bloque Francisco Rodríguez esta afirmación es "un sarcasmo". El nacionalista recuerda que la Junta Provincial para el Pazo del Caudillo utilizó métodos "irregulares" para financiar la donación, como "el descuento obligatorio de un porcentaje de las nóminas de los funcionarios", o la edición de "bonos voluntarios en los que las autoridades franquistas fijaban las cantidades a aportar".

Apoyo del Gobierno

Recuerda también que durante la dictadura se anexionaron a la finca del pazo propiedades adyacentes "sin compensación económica, en muchos casos, y bajo amenazas y extorsiones". Por todo ello, solicitará al Gobierno de España que dé su apoyo a la cruzada de la Xunta para recuperar el polémico pazo para usos públicos.