Premios de Hollywood

Merle Oberon, la primera asiática nominada al Oscar (aunque nadie lo supiera)

La actriz, candidata en la categoría de mejor intérprete protagonista en 1936, tuvo que ocultar su origen indo-cingalés para hacer carrera en el cine

Han tenido que pasar 87 años para que Michelle Yeoh tomara el relevo como finalista en la misma categoría

Merle Oberon

Merle Oberon / TCM

Rafael Tapounet

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El pasado 24 de enero, poco después de que se anunciaran los nombres de los finalistas de los Oscars 2023, la revista ‘The Hollywood Reporter’ publicó en su cuenta de Twitter un mensaje en el que subrayaba que Michelle Yeoh, la protagonista de ‘Todo a la vez en todas partes’, había hecho historia al ser “la primera persona que se identifica como asiática” que obtenía una nominación en la categoría de mejor actriz principal. La fórmula empleada por ‘The Hollywood Reporter’ fue rápidamente objeto de críticas mordaces, que la presentaron como una muestra algo ridícula de extrema corrección política. Sin embargo, la definición era muy precisa. Michelle Yeoh es, en realidad, la segunda mujer asiática que opta al Oscar a la mejor actriz protagonista en toda la historia de los premios. Lo que ocurre es que la primera, Merle Oberon, siempre ocultó su verdadero origen.

Estelle Merle O’Brien Thompson nació el 19 de febrero de 1911 en la ciudad india de Bombay (hoy, Mumbai) durante el periodo del Raj británico. Su madre era una adolescente de familia cingalesa y maorí que apenas tenía 13 años cuando fue violada por el capataz angloirlandés de una plantación de té. Criada por su abuela, la pequeña Merle vivió durante años con la convicción de que su verdadera madre era su hermanastra mayor. Repudiada tanto por los británicos como por los indios a causa de su naturaleza mestiza, Merle buscó una vía de escape en la vida nocturna y las películas al tiempo que refinaba su acento y camuflaba el color oscuro de su piel con cremas blanqueadoras. Actuar era en su caso mucho más que una simple vocación.

Un pasado inventado

Tras una breve y desdichada temporada en Francia, viajó a Inglaterra en compañía de su abuela, a la que hacía pasar por su sirvienta. No solo eso. Decidida a trabajar en el cine, una industria en la que los intérpretes no blancos tenían una presencia muy residual y las relaciones interraciales estaban explícitamente prohibidas, Merle se inventó un pasado: había nacido, explicaba, en la isla australiana de Tasmania en el seno de una familia británica; sus padres habían muerto siendo ella una niña y sus recuerdos familiares habían desaparecido en un incendio.

La carrera de Oberon recibió un súbito impulso cuando inició una relación sentimental (que acabaría en boda) con el director y productor de origen húngaro Alexander Korda, quien le brindó el papel de Ana Bolena en la exitosa ‘La vida privada de Enrique VIII’ (1933). Al cabo de solo tres años, recibió una nominación al Oscar a la mejor actriz por su interpretación en ‘El ángel de las tinieblas’, de Sidney Franklin (la estatuilla fue para Bette Davis, por ‘Peligrosa’). En 1939 le llegó la consagración definitiva de la mano de ‘Cumbres borrascosas’, de William Wyler, donde compartió el protagonismo con Laurence Olivier.

Merle Oberon y Laurence Olivier, en una imagen de 'Cumbres borrascosas'.

Merle Oberon y Laurence Olivier, en una imagen de 'Cumbres borrascosas'. / EPC

Poco antes, la actriz había sufrido un grave accidente de coche que le dejó cicatrices en el rostro. Para ocultar las marcas y los estragos que las cremas blanqueadoras estaban haciendo en la piel de su estrella, Alexander Korda encargó al operador de cámara Lucien Ballard que desarrollara una luz especial (la llamada luz ‘Obie’). Con el tiempo, Ballard se convertiría en el segundo marido de Oberon.

Secreto hasta el final

Oberon abandonó el cine en 1973 tras una larga carrera que la llevó incluso a rodar en España a las órdenes de José Luis Sáenz de Heredia (‘Todo es posible en Granada’, de 1954, con Paco Rabal como partenaire). En 1979, la actriz murió a los 68 años de un derrame cerebral. La verdad sobre su origen no se conoció hasta cuatro años más tarde, cuando los escritores Charles Higham y Roy Moseley la sacaron a la luz en la reveladora biografía ‘Princess Merle: The romantic life of Merle Oberon’. Solo a partir de entonces pudo empezar a ser considerada como la primera mujer asiática candidata al Oscar a mejor actriz.

Han tenido que pasar 87 años desde aquella nominación para que haya una segunda. En este caso, al menos, la intérprete no ha tenido que esconder su identidad para ser reconocida.