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Badalona peatonal

El plan de pacificación tiene también el objetivo de ser la alternativa a la Zona de Bajas Emisiones diseñada por el anterior consistorio y que ha topado con numerosas trabas

Badalona, 22 de abril de 2025. Imágenes del tráfico actual de la Via Augusta de Badalona antes de la peatonalización de la calle Francesc Layret de Badalona

Badalona, 22 de abril de 2025. Imágenes del tráfico actual de la Via Augusta de Badalona antes de la peatonalización de la calle Francesc Layret de Badalona / Macarena Pérez / EPC

Badalona está a punto de poner en marcha sus propias 'superilles'. Este verano se iniciará la primera de las tres fases que en lo que queda de mandato convertirán los barrios del Centre y de Dalt de la Vila en zonas de preferencia peatonal, a la que solo tendrán acceso los vehículos de servicios, transporte público y vecinos. A esta doble transformación se le sumará la peatonalización, los siete días de la semana, de plaza de la Vila y la calle de Francesc Layret. El núcleo comercial de la ciudad y la zona histórica de Dalt de la Vila tienen mucho que ganar en este proceso. El alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, hace que la cuarta ciudad de Catalunya se sume a un proceso de pacificación de los centros urbanos que se asocia a la política de 'superilles' y ejes verdes de la capital, pero que ni tiene un único referente (la implantación de islas peatonales empezó hace ya algunas décadas) ni tiene porque tener solo una forma de aplicación sin posibilidad de alternativas o adaptaciones a cada realidad. 

Ante la oleada de negacionismo ambiental que se ha convertido en una de las armas de populismo de extrema derecha en todo el mundo lo mejor no es enfrentarla desde un dogmatismo de signo opuesto sino cargándose de razones. Los objetivos, por razones inobjetables de salud pública y de responsabilidad ambiental que pueden ser asumidas desde posiciones ideológicas diversas, han de ser la restricción de emisiones de efecto invernadero, la mejora drástica de la calidad del aire que respiramos, la ampliación del espacio disponible para los peatones y el fomento de nuevas formas de movilidad. Y las medidas para lograrlos han de ser juzgadas por sus resultados, no en función de prejuicios. Vetar el tráfico en determinadas calles puede servir para disuadir del uso del coche o para hacer solo que se distribuya de forma menos fluida. Forzar la renovación del parque de vehículos solo puede ser posible si existen las condiciones para que estén al alcance de sus usuarios. Limitar el acceso solo a los vehículos más contaminantes en zonas amplias puede tener o no el mismo efecto que prohibir el paso a todos ellos en áreas más reducidas... 

Aparte de la mejora que supondrá para la vida ciudadana de Badalona, el plan de pacificación tiene también el objetivo de ser la alternativa a la Zona de Bajas Emisiones diseñada por el anterior consistorio y que de haberse aplicado se podría haber encontrado con las mismas trabas legales que otras que ahora están obligadas a reformularse. Llega apurando el calendario: todas las ciudades catalanas de más de 50.000 habitantes deberán poner en marcha sus ZBE en lo que queda de año. Aunque algunas medidas, como el veto absoluto a los vehículos con etiqueta ambiental B, se prolongarán hasta 2028, la presión de la Unión Europea, la amenaza de la pérdida de subvenciones para el transporte público y las pautas fijadas por el decreto a aprobado por la Generalitat el pasado verano han marcado un horizonte que ya no se puede soslayar. En tanto que ZBE, la propuesta de García Albiol tendrá el reto de hacer que su interpretación de esta medida (el criterio para vetar el acceso no serán las etiquetas ambientales sino ser vecino de Badalona, el área cubierta supone el 3,4% de la superficie urbanizada, lejos del objetivo del 25% fijado por el decreto...) sea compatible con las normas vigentes. Aunque la disposición del Govern a flexibilizar plazos de aplicación y el compromiso de Albiol de que este será solo un primer paso juegan a su favor.