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Opinión | Desperfectos
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De Jordi a Sílvia

Pujol creció electoralmente a expensas de la desintegración de la UCD de Adolfo Suárez y Orriols se alimenta de miles y miles de votos que creyeron en el 'procés'

Orriols acusa a Illa de ser "cómplice" de una "invasión migratoria"

La diputada por Grupo Mixto del Parlament de Cataluña, Sílvia Orriols Serra, a su llegada a la comparecencia del presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, para explicar la gestión del Govern de la DANA en Catalunya, en el Parlament de Catalunya, a 6 de noviembre de 2024, en Barcelona, Catalunya (España).

La diputada por Grupo Mixto del Parlament de Cataluña, Sílvia Orriols Serra, a su llegada a la comparecencia del presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, para explicar la gestión del Govern de la DANA en Catalunya, en el Parlament de Catalunya, a 6 de noviembre de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). / Kike Rincón - Europa Press / Europa Press

La ruptura radical que pretendía el 'procés' ha debilitado mucho las estrategias del posibilismo político, como el nacionalismo procesista acabó con la noción de catalanismo clásico. Los cambios 'posprocés' revelan una sociedad desconcertada, sin líderes ni objetivos claros, propensa o bien a los extremos o bien a mirar para otro lado y olvidarse de todo.

No faltan conciliábulos en los que se divaga en minoría sobre la reconstrucción del catalanismo conservador, por contraste aparatoso con la recepción de los vídeos de Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, en YouTube. La autodestrucción nacionalista, con Puigdemont en Waterloo, ha trastocado a fondo el paisaje político de Catalunya.

Salvador Illa ha ocupado la plaza. Comenzó presentándose como tarradellista pero ya está imitando tácticas pujolistas. Conjugar tarradellismo con la sombra tripartita parece una empresa tan ardua como lo es aunar sanchismo con lo que representó Tarradellas. Illa es el sucesor de Pujol, en un panorama en el que ni existen Convergència ni Unió, mientras que Junts está siendo absorbido por Aliança Catalana y ERC quiere ser de izquierdas y de derechas a la vez.

Hegemónico durante largos años, Jordi Pujol acabó siendo 'Jordi' en boca de muchos, como ahora Sílvia Orriols, en mucho menos tiempo, es 'Sílvia', gracias a Instagram. Pujol creció electoralmente a expensas de la desintegración de la UCD de Adolfo Suárez y Orriols se alimenta de miles y miles de votos que creyeron en el 'procés'.

Pero, al menos en esta fase inicial, el dispositivo nuclear de Aliança Catalana es el recelo ante la inmigración y no su crítica maximalista al 'procés'. Sílvia Orriols -'Sílvia'- es ahora mismo una incógnita: ella considera que el 'procés' debiera haber sido llevado totalmente a la práctica, pero eso contrasta espectacularmente con el hecho de que el único poder de Junts sean ahora mismo sus siete escaños en el Congreso de Diputados, a manera de buque fantasma.

En zonas que están en el umbral de la saturación inmigratoria –o que ya lo han traspasado- unas elecciones municipales darían un resultado favorable a Aliança y también a Vox, mientras que el constitucionalismo denota falta de concreción estratégica. Ahí tienen los votos que fueron de Ciutadans, sin ilusión y en buena parte polarizados. Aunque de forma efímera, si algo logró el nacionalismo fue que cundiera la falacia de que los partidos que representan a toda España no estaban capacitados para defender los intereses reales de Catalunya.

Entre Jordi y Sílvia queda Salvador Illa. Causa perplejidad que esté tan aplicado en responder a las interpelaciones de Orriols en el parlamento autonómico: eso ha puesto a la líder de Aliança en primera fila. Una cosa es la cortesía parlamentaria y otra marcar el terreno.

Se ha visto en casi toda Europa aunque, más recientemente, el centro-derecha recupera parcelas del gran territorio que tuvo en otros tiempos. La sombra de Trump es alargada pero no eterna. Todavía hay margen para la moderación razonable, incluso en la Catalunya 'posprocés' y en la España sanchista.

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