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Opinión | Religión
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Yo soy adicto, mi droga es Benedicto

Dicen que el catolicismo ha vuelto, pero para creérselo es necesario un salto de fe

Así es Berghain, la catedral berlinesa del tecno y del hedonismo que inspira el primer 'single' de Rosalía

Monja de clausura a los 18: lo nuevo de Alauda Ruiz de Azúa reflexiona sobre cómo influye la religión en los niños

Rosalía

Rosalía / Instagram

Uno. Ahora dicen que el catolicismo ha vuelto, pero para creérselo es necesario un salto de fe.

Al fin y al cabo, deducir de la explosiva obra de Rosalía o de la sutilísima película 'Los domingos', ambas talentosísimas, que sembrarán la semilla de un 'baby boom' católico es tan osado como decir que a San Juan de la Cruz o a Teresa de Jesús les gustaba el perreo por escribir versos tan susceptibles de calzarse en un 'hit' de 'reggaetón' o de 'dembow' como “Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada; para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada” o “Con ansias en amores inflamada, oh, dichosa ventura, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada”.

Dos. Los artículos de tendencias suelen ser como las pinturas prehistóricas, que no retrataban una escena que había ocurrido, sino que esbozaban los temores o anhelos de quien las pintaba. Es decir, no eran crónicas, sino imágenes propiciatorias. Así, los análisis apresurados del espíritu de los tiempos conectan indicios para armar una teoría, visionaria y apocalíptica.

Desde hace tiempo suena en la prensa el 'comeback' cristiano. Y el caso es que los indicios están ahí: el éxito de un grupo del Opus como Hakuna o el 'hit' paranormal de Iñigo Quintero, la proliferación de misioneros digitales (o 'influencers' católicos), la beatificación de un 'millennial' en Nike 'trainers'.

A pesar de que soy un cuarentón temeroso de la deriva reaccionaria y filofascista global, y de que creo que en tiempos de preguntas complicadas los más vulnerables se refugiarán en las respuestas más simples, ni los datos ni las obras acaban de dar la razón al recelo. Una encuesta de Funcas apunta que en 2002 el 60% de la población joven española (entre los 18 y los 29 años) se declaraba católica, mientras que en 2024 el porcentaje había caído al 32%. A pesar del éxito de las obras de Los Javis o de Rigoberta Bandini, o del uso del misticismo o la clausura en novelas de autoras tan potentes como Cristina Morales o Aixa de la Cruz, no creo que haya subido al 90% en unos meses.

Tres. Por otro lado, si el conflicto de 'Los Domingos', la brutal película de Alauda Ruiz de Azúa, es creíble (y doloroso) es porque no creo que muchos de ustedes tengan una sobrina que haya decidido meterse a monja de clausura. Y si la apoteosis operística de Rosalía suena moderna es porque gran parte de la población ya solo escucha clásica en Navidad (en los anuncios de perfumes). Es decir, si hay conflicto en la película y ruptura en la canción no es porque sea la norma general, sino precisamente por todo lo contrario. Y por la audacia enorme, nada panfletaria, de estas dos artistas.

Cuatro. No veo en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, donde se han cantado cosas como “Yo soy adicto, mi droga es Benedicto”, a las masas púberes católicas coreando el verso de 'Berghain': “Te follaré hasta que me quieras”. Rosalía, de hecho, ha empleado siempre el misticismo para empalabrar eso que empieza más allá del amor romántico, incluso de la fama.

Algo parecido sucede con 'Los Domingos'. He visto titulares que la presentan como “La película que gustará a católicos y a ateos”. Pero también podría disgustar a ambos. Lo que logra su directora es un alarde de precisión en el análisis del corazón del mundo actual y sus instituciones. La mirada ante la vocación religiosa es de extrañeza, angustiante y desesperada, pero no escatima tampoco las pinceladas de los vicios de la sociedad (codicia, alienación) fuera de los muros del convento. Esta película sobre la salvación divina no contiene ni un solo plano del cielo y el tono de la madera del convento se parece mucho al de la casa de la familia. Es como uno de esos retratos que nos plantea un juego visual: ¿es una joven o es una vieja? Para unos es una vida de santa y para otros, una película de terror.

Y cinco. Por alguna razón, los artículos apocalípticos no aparecieron con los discos más religiosos de Nick Cave, con la caída de Pablo de Tarso del caballo y de Dylan de la moto, con el 'Retorno a Brideshead' de Evelyn Waugh y la entrada de Carrère en 'El reino'. Ha pasado ahora con estas otras obras preciosas y contradictorias que, al menos en mi opinión, son una cruzada contra la literalidad, los apriorismos y las certezas.

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