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Opinión | Francia
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La cárcel no se hizo para Sarkozy

No hay mal que cinco años dure, y la peripecia le valdría al expresidente en España un trono a perpetuidad en las tertulias

Nicolas Sarkozy ingresa en prisión para cumplir 5 años por el 'affaire Gadafi' e insiste en su inocencia: "La verdad triunfará"

Nicolas Sarkozy i la seva dona, Carla Bruni, surten ahir del seu domicili a París per dirigir-se a la presó. | THIBAULT CAMUS / AP

Nicolas Sarkozy i la seva dona, Carla Bruni, surten ahir del seu domicili a París per dirigir-se a la presó. | THIBAULT CAMUS / AP

Pulse 1 si en las fotos sobre el encarcelamiento de Nicolas Sarkozy ha buscado en primer lugar la imagen de la dolorosa Carla Bruni, la Pietà que parece acoger a su esposo diminuto en el regazo. Pulse 2 si su primer pensamiento ha sido para los gobernantes de los países superdesarrollados, a quienes hoy no les llega la camisa al cuello contemplando al primer jefe de Estado de la Unión Europea en el paseíllo hacia la prisión. Pulse 3, en fin, si su imaginación ha volado hacia Abu Dabi, donde por fuerza han volado las imágenes de París.

La entrada en prisión se popularizó en España con Mario Conde, donde los cargos penales iban amplificados por su ambiciosa disidencia, que soliviantaba por igual a PP y PSOE. La carrera triunfal de Sarkozy también se disparó con su intento de encarcelar a Dominique de Villepin mediante acusaciones abstrusas. Quien a cárcel mata, a cárcel muere, y el expresidente conservador tiene más casos pendientes que ya juzgados. Sin ánimo de ahondar en las evocaciones de Emiratos, un jefe de Estado entra en la cárcel por sus manejos con dictadores árabes, de ahí la obligación de recordar que se trata de un francés.

La querencia de los estadistas europeos por los sátrapas orientales se explica con la célebre frase de Willie Sutton al preguntarle por qué atracaba bancos, «porque es donde está el dinero». Sarkozy mimó a Gadafi, y nada es gratis en el terreno de la política. La ambición de poder del expresidente francés alcanza tales extremos que cabe agradecerle que su escalada criminal se detuviera en el robo. La cárcel es la segunda peor derrota que sufre el inesperado novio de Carla Bruni. La humillación más traumática fue sufrida a manos del mediocre François Hollande, que todavía ignora cómo amarró un quinquenio desastroso en el Elíseo frente al gran depredador de la política francesa, ahora enjaulado. No hay mal que cinco años dure, y la peripecia le valdría a Sarkozy en España un trono a perpetuidad en las tertulias. Al tratarse de un francés, escribirá un libro.

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