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Opinión | Editorial

Barcelona

Renfe marca el camino

Barcelona 26/10/2025. Foto de pantallas en una estación de Rodalies

Barcelona 26/10/2025. Foto de pantallas en una estación de Rodalies / MANU MITRU / EPC

Que Renfe, en un ejercicio de transparencia, publique, por primera vez y a partir de este septiembre, informes mensuales sobre la puntualidad de sus trenes supone una buena noticia, aunque este ejercicio de transparencia llegue tarde, pero llega. La información difundida es un primer paso porque no refleja, además, los incumplimientos en el caso de Regionals y Larga Distancia. Los datos sorprenden poco, ya que vienen a confirmar el pésimo funcionamiento del servicio de Rodalies, que tantas quejas y malestar ha suscitado y suscita entre los usuarios catalanes.

Se señala en dicho documento que en el 3,9% de las ocasiones los servicios de la red de Rodalies Barcelona se han incumplido a causa de cancelaciones o supresión. Rodalies Barcelona tenía previstos en septiembre 20.682 servicios, pero fallaron 807 en total, una media de un tren cada hora. Son diversas las causas que hacen que un tren que debe pasar finalmente no lo haga. Entre otras, problemas en las infraestructuras, problemas del propio tren, el vandalismo, el mal tiempo, los arrollamientos -personas atropelladas- o la falta de maquinista. En el caso de los arrollamientos, por ejemplo, la circulación se ve interrumpida largo tiempo, con lo que se acumulan los convoyes que no llegan a partir. El pasado septiembre, como se recordará, se cortó la línea R2 Sur durante una semana entre las estaciones de Gavà y Sitges, a raíz de las obras en Castelldefels.

Pese a ello, si comparamos los datos de Rodalies Barcelona con Cercanías de Madrid, nos encontramos con enormes diferencias. La red madrileña es mucho más extensa que la barcelonesa, un 66% más. Sin embargo, los servicios no realizados son menos de la mitad que en el caso catalán. Así, en Madrid se incumplieron en septiembre un total de 377 circulaciones y en Rodalies Barcelona fueron, como ya se ha dicho, 807.

Las cancelaciones y suspensiones afectan gravemente a la vida cotidiana de los usuarios. Máxime si se concentran, como así parece, por la mañana -de 7 a 9 horas-, cuando son muchas las personas que dependen del tren para llegar a su lugar de trabajo. Este tipo de incidencias se concentran además en el cuello de botella que se produce en las entradas en Barcelona, debido a unas infraestructuras que no se han puesto al día. La situación se agrava si la frecuencia de circulación es poca, pues no es lo mismo aguardar al tren siguiente diez minutos que, por ejemplo, media hora. Es cierto que, tras largos años de falta de inversión, se están realizando en la actualidad un gran número de obras y mejoras en la red ferroviaria catalana. Aun así, hay actuaciones que pueden realizarse para minimizar los incumplimientos en el servicio. Por ejemplo, robustecer la protección y vigilancia de las vías y los trenes para prevenir actos vandálicos. O disponer de un mayor retén de maquinistas para evitar que la falta de uno de ellos -por ejemplo, porque su tren ha sufrido un retraso- acarree la suspensión del servicio.

Renfe da la cara y eso merece el aplauso de los usuarios. La información es el mejor antídoto contra el malestar, especialmente ahora que se están realizando muchas mejoras. El resto de implicados en el funcionamiento del servicio, debería hacer lo mismo. Adif, el gestor de la infraestructura ferroviaria, debería en este y otros servicios dar también la cara como empresa pública que es. Renfe marca el camino.

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