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La opa al Sabadell y un tiempo nuevo en Catalunya

Illa, amb Oliu, president del Sabadell, a qui va rebre ahir al Palau.  | EUROPA PRESS

Illa, amb Oliu, president del Sabadell, a qui va rebre ahir al Palau. | EUROPA PRESS

Como explicó Carlos Torres en la entrevista exclusiva que publicamos el domingo, los 17 meses que ha durado la opa de la entidad que dirige sobre el Banc Sabadell han sido de una lucha noble entre dos equipos profesionales que han defendido con uñas y dientes sus proyectos. El BBVA no ha logrado convencer a un número suficiente de accionistas que sí ha sabido retener el Sabadell. La sociedad civil ha defendido los que ha considerado sus legítimos intereses. Y la política ha evidenciado lo que es hoy: un mar de táctica sin proyectos de fondo. Una cierta Catalunya quiere vender ahora una operación resistencialista como una victoria épica al estilo del 'timbaler del Bruc'. Si te subes a un dron, el panorama es otro. Algunos de los que ahora se cuelgan la medalla de “haber salvado al Sabadell” lo empujaron a marcharse hace ahora ocho años poniendo en riesgo su pertenencia a la zona euro, una maniobra mucho más comprometedora para el crédito a las pimes que la compra por parte del BBVA. De manera que en el desbaratamiento de la opa hay que ver más el último acto de un tiempo que se acaba que el primero de una nueva época. Nada de euforias. Los equipos de los dos bancos regresaron el lunes a las oficinas fuera de los focos a preparar los grandes retos que tienen por delante y que tienen que ver con la consolidación del sector a nivel europeo como reclaman los informes Draghi y Letta.

Y la política catalana seguirá en su laberinto. El proyecto del 'president Illa' de recuperar el liderazgo económico a partir de la prosperidad compartida tiene hoy por hoy más aliados parlamentarios para lo segundo que para lo primero. Solo un cambio sustancial en la financiación autonómica puede mover esa aguja acompasando los impuestos al progreso económico y no a las deficiencias de los servicios públicos. El tiempo nuevo que necesita abrir Catalunya no llegará del postureo táctico sino de una visión estratégica, algo de lo que carecen hasta ahora demasiados de los implicados, desde Sánchez a Puigdemont pasando por algunas patronales y algunos sindicatos.

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