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Opinión | Conflicto en Gaza

Metástasis en Tierra Santa

No hay futuro para estado palestino alguno. Ni para los palestinos. No lo hay porque ya no es territorialmente viable el estado palestino.

Palestinos regresan a lo que queda de sus barrios en el norte de ciudad de Gaza

Palestinos regresan a lo que queda de sus barrios en el norte de ciudad de Gaza / Europa Press/Contacto/Omar Ashtawy

No hay futuro para estado palestino alguno. Ni para los palestinos. No lo hay porque ya no es territorialmente viable el estado palestino. Y, como consecuencia, tampoco la ciudadanía palestina. Sólo un milagro bíblico podría dar acomodo a esa cándida propuesta de dos estados.

Jamás ha sido la propuesta de la derecha israelí. Tampoco de la izquierda, que a lo sumo ha contemplado una autonomía limitada. Es así, por lo menos, desde los tiempos del Padre de la Patria, David Ben Gurion. El primero que tuvo claro que para que el proyecto sionista cuajase era imprescindible apropiarse de los pueblos y aldeas árabes, echar a sus gentes y repoblarlas con sus congéneres judíos. Y así lo hizo, por centenares, ya en 1948. No es que los árabes no tuvieran similar deseo. Es que sencillamente el naciente Israel contaba desde sus inicios con una determinación y un poderío militar que ni por asomo los palestinos.

Hubo un espejismo que culminó con un magnicidio. El asesinato de Isaac Rabin. Espejismo en lo que a dos estados se refiere. Jamás contempló Rabin otro futuro que no fuera el de un estado integral en el que, eso sí, los palestinos que lideraba Arafat podrían gozar de una cierta soberanía territorial. La propuesta de Rabin y Clinton se la cargaron fundamentalmente Hamas y la derecha israelí que hoy gobierna, derecha a la derecha de la de 1995.

La diferencia, de ayer con hoy, es que Rabin se oponía a la colonización extensiva de Gaza y Cisjordania, sobretodo Cisjordania por sus casi 6.000 kms cuadrados por 300 de Gaza. En éstas estaba Rabin tras la Guerra del Yom Kippur de 1973, la victoria más sufrida de Israel. Para Rabin, el movimiento colono depredador era "un cáncer en el tejido social y democrático del estado de Israel". Más aún, afirmó: "No creo que esto pueda perdurar en el tiempo sin producir una especie de apartheid". Y se preguntaba consternado: "¿Qué es un asentamiento?".

El cáncer que visualizaba Rabin en 1976 hoy ya es metástasis en Cisjordania. Los colonos son los amos y cada día un poco más a expensas de una población palestina cada vez más empobrecida y arrinconada. Queda Gaza, claro. Lo que queda de Gaza y su sombrío futuro.

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