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Opinión | CORTO Y AL PIE

Los accionistas indecisos del Banc Sabadell

El presidente del Banc Sabadell, Josep Oliu, a su llegada a la rueda de prensa que ha ofrecido este viernes en la sede de la Cambra de Comerç, para valorar el fracaso de la opa del BBVA contra el banco catlán. EFE/Quique García

El presidente del Banc Sabadell, Josep Oliu, a su llegada a la rueda de prensa que ha ofrecido este viernes en la sede de la Cambra de Comerç, para valorar el fracaso de la opa del BBVA contra el banco catlán. EFE/Quique García / Quique García / EFE

Josep Oliu puede tomarse un respiro después de que el BBVA desistiera el jueves de la opa hostil lanzada sobre el Banc Sabadell al no llegar al treinta por ciento del capital. Pero la pausa tendrá que ser breve, porque el banco que preside ha de demostrar ahora que posee potencial de revalorización en solitario, como su presidente ha reiterado en los últimos 17 meses. La evolución de la acción será un indicador clave para determinar si los grandes inversores y los accionistas minoritarios que le han respaldado siguen otorgándole su confianza. La caída sufrida ayer, del 6,7%, no debe alarmar, porque era previsible, una vez que había desaparecido la prima del BBVA y la posibilidad de lanzar una segunda opa. El escenario será muy distinto si la corrección se mantiene en el tiempo o si el banco entra en una espiral de volatilidad que no puede descartarse en este tipo de operaciones. 

En cualquier caso, a lo que sí habrá que prestar especial atención es al comportamiento de los accionistas indecisos que a la vez son clientes del Banc Sabadell. Encajan en este perfil aquellos críticos con la gestión del banco que durante el periodo de aceptación dudaban entre acudir a la opa o conservar sus títulos, pero que finalmente decidieron quedárselos a la espera de una oferta mejor. Este ejercicio de quietismo puede dar paso ahora a una ola vendedora una vez que ya no existe la posibilidad de una segunda opa, que se hubiera pagado en efectivo y no a través de un intercambio de acciones como la primera. El cobro de un dividendo extraordinario por la venta de la filial británica TSB puede actuar como fórmula de retención hasta 2026, pero su efecto no ha de sobreestimarse, como tampoco pueden obviarse los riesgos de que ese dividendo ya esté descontado en sus estimaciones y de que el valor de la acción tarde en superar los 3,39 euros ofrecidos por BBVA.

El reto de conservar a estos indecisos no es menor, como tampoco lo es el desafío de cumplir con los compromisos de rentabilidad asumidos por el Sabadell durante la opa: remunerar a los accionistas con 6.450 millones de euros hasta 2027, cantidad equivalente al cuarenta por ciento del valor actual del banco.

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