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Opinión | Caso Koldo
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Corruptos y corrompidos

A los ciudadanos solo nos queda desear que la justicia deje la política a un lado, en todos los casos, y juzgue y sentencie de acuerdo a ley

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El exministro de transportes, José Luis Ábalos llega al Tribunal Supremo para prestar declaración como investigado en el caso Koldo el 23 de junio de este año. Madrid.

El exministro de transportes, José Luis Ábalos llega al Tribunal Supremo para prestar declaración como investigado en el caso Koldo el 23 de junio de este año. Madrid. / JOSÉ LUIS ROCA

No es un momento amable en la esfera pública para el interés sincero, la verdad contrastada, el rigor honesto o las actitudes honradas. Entre desinformación intencionada, bulos que se viralizan en un suspiro para desaparecer después en la mitad de ese tiempo, intervenciones parlamentarias preparadas para ser un meme y políticos de todos los colores buscando el aplauso fácil a cualquier precio, se hace difícil seguir con algo de coherencia y solidez los casos judiciales que afectan a representantes políticos en España. Esta semana el interés estaba en saber si Jose Luis Ábalos llevaba maleta a su comparecencia ante el juez, para interpretar así cuál creía el acusado que sería la decisión judicial sobre su entrada a prisión.

Parece que lo relevante sea seguir quién acusa a quién, y quién es peor que quién. El PP obtuvo financiación irregular durante años, pagando incluso la sede del partido en Madrid. ¿Cuántas personas han sido condenadas por ello? Y, en cualquier caso, ¿cómo hace eso que el caso Koldo-Ábalos sea menos malo? Uno demostró que la propia estructura del partido estaba basada en una visión mercantilista de la política en la que gestionar bien lo que recaudamos entre todos para hacer el bien común quedaba a un lado ante el lucro privado y la avaricia. Esperemos que aún queden más investigaciones y casos por juzgar respecto a esa financiación ilegal. En cambio, Koldo y Ábalos no son el PSOE, de momento. No parece que el partido se haya beneficiado de sus vergonzosas prácticas ni mucho menos que lo haya encubierto, pero no importa. Que esos comportamientos hayan existido desde el primer nivel de la política nacional y nadie lo viese o parase antes es motivo de vergüenza y un error grave. El PSOE debería ser aún más firme y no caer en el “y tú más” porque la realidad, señores míos, es que todos los que tienen el privilegio y el honor de ostentar un cargo público y lo acaban usando para su lucro personal, son una vergüenza para la democracia y para toda la sociedad.

Maletas aparte, lo que parece claro estos días es que Ábalos aún espera poder engañar a la opinión pública. Honestamente, quedarse en la anécdota de si llamaban a los billetes chistorras o lechugas es inocuo. Movían dinero. Mucho dinero. En efectivo. Y lo hacían mientras vivían pagando los servicios de mujeres explotadas y se jactaban de ello con naturalidad. Tienen tan integrada esa forma de vivir y funcionar que se permitían viajar y hospedarse en hoteles con varias mujeres a la vez, a la vista de otros huéspedes, y con dinero sucio. Ahora les preocupa entrar a prisión, claro. Quien ha vivido a un ritmo muy por encima de lo que ganaba con su propio trabajo, de forma inmerecida y para derrocharlo en gustos detestables, ahora no quiere verse entre paredes grises y en compañía de presos corrientes. A los ciudadanos solo nos queda desear que la justicia deje la política a un lado, en todos los casos, y juzgue y sentencie de acuerdo a ley. Solo así se repara el daño que hacen quienes defraudan, corrompen o son corrompidos.

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