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Opinión | Tecnología
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Personas vs. IA: ¿aliados o amenazados?

Muchos dicen que la inteligencia artificial no nos reemplazará, que el criterio humano prevalecerá. Sin embargo, al observar su progreso cuesta no pensar que es solo cuestión de tiempo

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El nuevo 'Modo IA' de Google priorizará los resúmenes a los enlaces en su buscador.

El nuevo 'Modo IA' de Google priorizará los resúmenes a los enlaces en su buscador. / Google

Durante décadas, las empresas han sido testigos de la evolución tecnológica y de cómo ésta ha transformado su manera de operar. Desde los anuncios de empleo en periódicos, pasando por portales como Monster, Infoempleo o InfoJobs, hasta plataformas como LinkedIn, que democratizaron el 'networking' profesional, la gestión del talento ha recorrido un camino vertiginoso. Lo que antes parecía impensable (que directivos compartieran abiertamente su currículum en una plataforma pública) hoy es una realidad. Y ahora, la inteligencia artificial se presenta como la siguiente gran disrupción.

En sus inicios, la tecnología en las empresas estaba orientada principalmente a automatizar procesos repetitivos. Migrar de un AS/400 a un ERP SAP implicaba no solo modernización, sino también una reducción drástica en personal. Plantas con 250 empleados pasaron en pocos años a operar con apenas 45 y a suministrar a regiones mucho más amplias, incluso otros países. Esa transformación fue posible gracias a 'software', 'hardware' y robótica. Pero ahora la IA va un paso más allá: no solo ejecuta tareas, sino que interpreta, analiza y crea. Genera contenido, ideas, imágenes, vídeos y soluciones en segundos, sin intermediarios.

Los operarios fueron sustituidos por máquinas, y las personas aprendieron a supervisarlas. Pero pronto se comprobó que otra máquina podía supervisar de forma más efectiva.

En esta evolución, un área especialmente sensible es la de Recursos Humanos (RRHH). Tradicionalmente, la intuición humana y la experiencia marcaban la diferencia: ver más allá de un currículum, intuir afinidades o detectar potencial más allá de los requisitos. Ese 'toque humano' parecía irremplazable. Sin embargo, desde hace años existen 'softwares' capaces de analizar miles de CVs en minutos, identificar patrones y evaluar 'soft skills'. Aunque los resultados suelen ser adecuados, también hay errores: candidatos de alto valor desestimados por los sistemas. Algo que un buen criterio humano sí detectaría.

La siguiente fase ya está en marcha: análisis de lenguaje en entrevistas y predicción de compatibilidad cultural. Pero tampoco acaba de funcionar bien. Hay aspectos comunicativos, como el lenguaje corporal (que según la regla del 7%-38%-55% de Albert Mehrabian, es el componente mayoritario del mensaje) que las máquinas aún no captan con precisión. Surge entonces la gran pregunta: ¿nos reemplazará la IA? Muchos dicen que no, que el criterio humano prevalecerá. Sin embargo, al observar su progreso cuesta no pensar que es solo cuestión de tiempo. Después de todo, los humanos también interpretamos y creamos a partir de lo aprendido.

Quizá lo que nos salve, al menos a las generaciones 'Baby Boom', 'X', 'Millennials' y 'Z', es la costumbre de vivir bajo decisiones humanas, lo que dificulta delegar ciertos asuntos a la IA. Para la generación 'Alfa', nacida entre 2013 y 2025, el cambio puede ser radical: habrán crecido dependiendo de la IA y lo verán natural. A mí, con 51 años, me incomoda que me lleve un coche sin conductor; a mis nietos les incomodará que lo conduzca una persona.

Cada generación percibe decadencia en la siguiente: en lo profesional, en lo sentimental y hasta en lo musical. Antes esperábamos 20-30 minutos a que llegara un taxi sin que nos generara ansiedad. Hoy, si una aplicación tarda más de tres minutos, buscamos otra alternativa. Esta aceleración también marca las trayectorias laborales: de una vida en colonias para nuestros abuelos, a empresas estables para nuestros padres, a cambios cada 5-7 años en la generación 'X', y aún más frecuentes para las siguientes.

Se avecinan tiempos fascinantes. La inteligencia artificial permitirá a RRHH y a las empresas ser más eficientes, ahorrar recursos y quizá tomar decisiones más justas y basadas en datos. Pero también desafiará lo que consideramos 'humano' en la gestión de personas. Durante un tiempo conviviremos con sistemas que no solo ejecuten tareas, sino que aporten criterio. Entonces, el rol del profesional de RRHH deberá transformarse radicalmente: de ejecutor a estratega, de seleccionador a diseñador de experiencias laborales, de gestor a guardián de la ética y la cultura corporativa.

La IA no se cansa, no duerme, no tiene ansiedad ni dolores de espalda, no se queja. Puede cometer errores, pero también lo hacemos nosotros. En definitiva, no es simplemente una herramienta, sino un nuevo actor en el ecosistema empresarial. Como toda gran disrupción, traerá oportunidades y retos a partes iguales. La cuestión ya no es si cambiará el mundo de los RRHH, sino qué haremos nosotros para reinventarnos antes de que lo haga por completo.

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